¿Dónde están las chicas del todes? por Mercedes Vigil

Mercedes Vigil
Mercedes Vigil

Llevo 4 décadas escribiendo sobre mujeres y tratando de plasmar una mirada diferente sobre lo femenino, en un mundo naturalmente androcéntrico.
Ser mujer es un privilegio. No bastardear lo femenino, un deber.
Observando el andar errático de muchos de los hoy denominados “colectivos feministas” me siento avergonzada.

En verdad mi encuentro con lo oscuro que se mueve tras muchos de ellos llegó en el 2011 cuando se me invitó a escribir una obra sobre mujeres que se representaría bajo el nombre de “También hicimos patria” en el ámbito de los festejos del bicentenario.

A los cuatro meses de lanzada la obra, debí pedir a AGADU que retirara el uso que de ella hacía en MRE y el MEC porque el dinero recaudado y prometido a organizaciones femeninas, nunca apareció.

Esto no pasaría de otro hecho de corrupción si no fuera que de las 30 mujeres que intervinimos en el proyecto, fui la única en reclamar los dineros habidos y su entrega a las beneficiarias. Tan naturalizada está la corrupción en Uruguay que desde ese momento el resto de las integrantes del proyecto “feminista” – periodistas, políticas y actrices – me retiraron el saludo.

¿Cómo preguntar dónde está el dinero? Alguna intentó apoderarse de la obra, como si el poder político pudiera más que la autoría bien registrada.
Hace años que una Comisión Investigadora duerme en un cajón del Parlamento, sin saber qué pasó con el dinero obtenido.

Este es el espíritu de muchas de las caras visibles de estos colectivos, mujeres más preocupadas por conservar su salario, por conseguir consultorías o espacios en el aire que por la recurrida “sororidad” que pronuncian hasta el aburrimiento en los medios.

Hoy la ausencia de estos colectivos en reclamos vitales es vergonzosa.
La violencia intrafamiliar crece y muchas mujeres mueren por falta de un hogar de acogida. Sin embargo, el gobierno invierte 3 millones de dólares en comprar el Museo Gurvich y las chicas del todes siguen de vacaciones. No hace falta mucho para saber que con ese dinero se podrían construir los tan postergados refugios para las víctimas de violencia doméstica.

Mientras tanto, las chicas siguen currando con el todes, aparecen en la prensa cada tanto y se pasean en tetas, ausentes del animus que alentó desde siempre a los verdaderos movimientos feministas.

Sin duda son una vergüenza para todas las mujeres y encaran el tema con tal frivolidad que hasta las primeras sufragistas condenarían.

Mercedes Vigil (Facebook)

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