Soy mujer, tengo mis bien llevados 33 años, crecí en una familia tradicional donde los valores eran claros y son los que aún conservo. En casa mi padre trabajaba y mi madre se ocupó incansablemente de nosotros cuatro.
Que éramos la familia feliz?, y bueno sí, a nuestra manera sí. De chicos no faltaba el premio del fin de semanas, íbamos en familia a comer pizza a un barcito del centro, no faltaron los mimos de los abuelos que nos consentían con aquellos gestos que solo tienen los abuelos. Con los años, mi familia las pasó, momentos duros y difíciles de llevar, supongo que como toda familia, pero sobrevivimos y aquí estamos.
Hoy ya no soy la niña de los años 90, hoy ya soy una mujer, una mujer perdida con sus valores y con su forma de pensar en un mundo del cual muchas veces me quiero bajar. De chica soñe y anhele mi propia familia, mi lugar, mi hogar, mis afectos y si, también mis hijos. Lo real es que la vida te engaña a veces, hoy no tengo eso que soñé, pero no reniego, no lo tengo por elección.
Hoy mi familia lograda son mis afectos, mi pareja, mi compañero de ruta. Hoy no tengo hijos, y la verdad no sabría cómo tenerlos, porque traerlos al mundo es fácil, pero a este mundo? Un mundo que como mujer te obliga a luchar por ser más y más, a pisotear a todo lo que por deporte te den ganas de pisotear, un mundo que te dice que nunca un hombre puede ser más que vos, un mundo que te forma llena de valores tan diferentes a los que adquirí.
Si sos hombre, naces condenado a ser bastardeado, a ser el culpable de todo lo que la mujer por ende quiere y no puede. Una vida que te dice que si queres, no vas a poder o seguramente sufrirás en el intento. A este mundo quiero traer hijos?, a un mundo que ni siquiera yo entiendo, un mundo que todos los días me hace querer volver a ser la niñita que hace muchos años fui.
Hoy lucho por defender mis convicciones, no necesite de pisotear a nadie o de creerme en desventaja ante nadie. Hoy soy una profesional, que trabajo no le falta, que tengo reconocimientos y el placer de que hice y hago lo que amo. En un mañana no muy lejano, espero poder tener menos de eso y más de lo que un día soñé cuando pequeña, tener mi hogar, mi compañero y lo que la vida me quiera deparar.
Mañana quiero ser la mujer dedicada a su familia y a su hogar, porque ya mis logros los alcance. Y que no me digan, como muchas veces me dicen que soy una loca, que quiere volverse sometida, que quiere dejar su vida profesional y de mujer liberada para volverme ama de casa. Y sí, quiero ser ama de casa y quiero ser mujer presente, porque para mí eso es liberación, poder hacer lo que el corazón te dicta y no lo que me dicta un grupo de histéricas en contra de todo y a favor de nada.
La vida me ha enseñado tanto, y no en años, sino en conciencia. Ser mujer libre es poder elegir como y de qué forma vivir, ser libre nada tiene que ver con salir a creerme más que un hombre, yo camino al lado, ni atrás, ni adelante. Las relaciones humanas se basan en el compañerismo y la convicción de que elegimos por amor, no por sumisión, no por competición.