Caranchos: ¿El nuevo heteropatriarcado?

Cuando leí una noticia que le atribuía la responsabilidad de un apagón que dejó sin energía a medio Uruguay a un ave, tuve uno de esos momentos en los que uno se pregunta si por error entró a un sitio de noticias satíricas… la versión digital de pellizcarse para ver si uno está dormido.

Los caranchos y el heteropatriarcado

Culpar a las aves de lo que solo es responsabilidad de la empresa estatal, inmediatamente me hizo acordar al famoso tuit de un político de Podemos, atribuyendo la responsabilidad por el atentado islamista de Orlando al heteropatriarcado, y a nuestra querida reina colibrí pretendiendo justificarlo.

Seudosoluciones buenistas

Pero lo mejor no se queda ahí, en el medio de la nota, UTE (la empresa de energía estatal) comentó que utilizan «águilas amastreadas» para evitar que los caranchos dañen las líneas de alta tensión construyendo sus nidos sobre ellas. Con 200 km de líneas, no me imagino cómo esa técnica podría haber fallado…

En una sociedad politizada, infantilizada, feminizada y tantas veces mediocre como la Uruguaya, donde para muchos no importa qué es verdad ni qué funcione, sino solo que lo que se proponga parezca novedoso, caiga simpático, – y mejor aún si puedo hacer negocio con una licitación a medida -, es fácil ver cómo estas seudo-soluciones son cosa de todos los días.

Seudosoluciones feministas

Las campañas feministas contra la las violaciones y el maltrato en la pareja, no son la excepción. Además de ser un negocio, se centran en redefinir los términos, y en reconceptualizar para convertir a las mujeres víctimas reales de actos violentos, en excusas para estigmatizar a los hombres, discriminarlos, obstaculizar la formación de parejas, difundir la absurda idea de que la heterosexualidad es artificial, y toda una serie de objetivos ideológicos de la batalla cultural, que me atrevería a decir que nunca, en ningún país de occidente, lograron avance verificable alguno en cuánto a la prevención de la violencia contra las mujeres.

Sencillamente, no cumplen el objetivo que supuestamente persiguen y de yapa generan problemas nuevos, (véase el aumento en las tasas de suicido en varones adultos en España, luego de la entrada en vigencia de la LIVG que ahora el feminismo pretende imponer en Uruguay)

Cerrá y vamos

Pero eso no importa, ¿No? ¿Lo que importa es copiar el capricherío decadente y desorientado de las feministas del primer mundo para mostrarnos como «aggiornados»? ¿Lo importante no es evitar muertes, sino que las mujeres crean que la política se preocupa por ellas? ¿Cómo caímos tan bajo?

¿Cuándo fue que comenzamos a ignorar completamente la realidad y a preocuparnos solamente de las apariencias? ¿Cuándo fue que pasamos de nutrirnos de la filosofía y de aplicar la razón para resolver los problemas sociales, a nutrirnos de la anécdota y el chusmerío, a pretender emular automáticamente lo que parece estar de moda, sin la menor preocupación porque tenga sentido lo que se está proponiendo?

Al final el ex-preso de Guantánamo tenía razón, vivir en este país a veces da miedo de terminar convertido en idiota.

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