Nicolás, nombre que asignaremos a nuestro entrevistado para proteger su identidad, viene siendo amenazado con ser denunciado por violencia de género de parte de su ex pareja, pese a que siguen compartiendo la vivienda. La relación con ella comenzó por las redes y allí mismo dejó planteada su problemática.
Con 42 años, argentino y hace casi tres años radicado en Panamá, Nicolás vive inmerso en la problemática del poder feminista en la sociedad actual.
Luego de legalizar su situación como extranjero, consiguió trabajo como freelancer, su calvario lo llevó a caer en una comisaría panameña por la denuncia de su pareja, aunque luego se demostró que fue en defensa de los constantes ataques físicos que sufría de parte de la mujer.
¿Cuándo comienza a darse esta situación?
Luego de un año y medio en mi país nos venimos a vivir a Panamá con la excusa de estar cerca de su hijo, de 14 años, , allí cambia todo en la relación, su trato, el manejo y la personalidad. Comencé a conocer su faceta más agresiva, de amenaza permanente de denunciarme por violencia, con un total abandono afectivo, donde nada de lo que hiciera importara.
El cuidado del hogar se fue deteriorando, si yo no tomaba cartas en el asunto nada se realizaba. Ella manejaba la situación con el amedrentamiento de realizar una denuncia por violencia de género, sabía que con su palabra bastaba para que me llevara la policía del país.
¿Tuviste problema con tú legalidad en el país? ¿Cuál fue el gran problema?
En un principio no contaba con documentación legal, y nunca me denunció por ese tema, pero sí por violencia de género. El gran problema que tuve fue cuando supimos tener una pelea fuerte donde ella me agredió y me la saqué de encima con una cachetada, ante lo cual me vino a buscar la policía. Ella no levantó cargo ante la comprobación que tenía como veinte golpes. Esta situación es un boicot a tu vida porque no puedes desempeñarte tranquilo en nada al saber que con estas denuncias te manejan.
¿Qué camino decidiste tomar para buscar una solución a este conflicto?
La situación fue empeorando y decidí exponerla en las redes sociales, ya que la policía solo toma cartas en el asunto cuando uno reacciona y pasa de víctima a victimario. Muchos contactos en común comenzaron a bloquearla y empezó a perder amistades, siendo una manera de combatir esta situación.
¿Cuál es tu realidad hoy?
Vivímos en una casa alquilada a mi nombre actualmente, los grandes problemas fueron en nuestro anterior domicilio. Hoy compartimos la casa pero no hay contacto, ella vive delante con su hijo y yo detrás evitando conflictos. Hoy la situación es diferente a tiempo atrás aunque sigue siempre latente. Estoy procurando mudarme aprovechando que acá, en materia legal, no hay problemas. Los contratos que se realizan son palabra ante la falta de legalidad en este aspecto en Panamá. Algo similar pasa en materia policial, aquí alguien te denuncia y si la policía ve que tienes una cara sospechosa te detiene no hay una formalidad en todos estos puntos.
¿Cómo fue tu relación con el hijo de ella?
Con el hijo nunca tuve mucho contacto, ya que de entrada no estaba de acuerdo a su forma de ser. Aquí en Panamá, vas a la escuela o sos un pandillero, es así; y él apuntaba a ser un prototipo de pandillero. Con él nunca hubo peleas ni nada, era una relación distante, por lo cual no fue un punto conflictivo en mi pareja. Ninguno de los dos teníamos intenciones de acercar las relaciones. Yo si plantee sobre la falta de colaboración, de ambos, en materia de la limpieza de la casa. yo lo hacia pero no era la sirvienta de ellos, algo que generó algún roce.
¿Cuánto tiempo has soportado esta situación?
La conozco desde hace cuatro años y, aunque al principio, cuando vivíamos en Argentina teníamos peleas normales de pareja, todo se desmadró al irnos a Panamá. Hoy no se que puede pasar, el futuro es incierto.