Nuestra generación y el fascismo de izquierda – por Pablo Laurta

Los que tenemos entre 20 y 40 nos debemos una reflexión. Fabiana Goyeneche, la Stasi de la Facultad de Derecho a.k.a Frezelmi, La Secretaria de la mujer de la Intendencia de Montevideo que admitió en TV abierta estar persiguiendo crímenes de pensamiento a través de la aplicación arbitraria de regulaciones municipales, las juventudes kirchneristas de la Cámpora en Argentina, las hordas feminazis que linchan en redes sociales a todo el hombre o mujer que no rinda suficiente culto a su utopía matriarcal; en general todos estos ejemplos de lo que sería justo catalogar como fascismo de izquierda, además de la predisposición a la falta de escrúpulos, la utilización del atropello, el patoterismo y el abuso de poder como «nuevas formas de hacer política», tienen en común que pertenecen a nuestro grupo etáreo.

El vaciamiento de la izquierda

La izquierda oficialista Uruguaya, en la que este fascismo de izquierda vive y rebuzna,  ha completado el círculo y de las proclamas idealistas de justicia y liberación nacional de otrora, lo que queda es poco más que un servicio de gestión de la población local para los grandes intereses políticos y económicos globales.

Ellos y nosotros

¿Qué ha hecho a nuestra generación así? Sería muy difícil de determinar, pero lo que si debería preocuparnos a todos los que participamos de las diferentes alternativas a la hegemonía neomarxista, es el riesgo de que nosotros caigamos en los mismos vicios, porque es muy probable que las mismas tendencias que se expresan en ellos, estén latentes también en nosotros. Tendremos que estar atentos, vigilantes y nunca bajar la guardia para evitar convertirnos, como tantas veces ha pasado, en lo peor de aquello contra lo que luchamos.

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