En su columna en Prensa Republicana, el coautor de El Libro Negro de la Nueva Izquierda puso los puntos sobre las íes entorno a la controversia entre quienes defienden la consigna sexista «Ni una menos» y quienes preferimos la versión no-discriminativa e inclusiva «Nadie Menos».
En el año 2014 —los datos más actualizados de que disponemos— en Argentina se cometieron 3.269 asesinatos, de los cuales el 83,60% corresponde a hombres asesinados (2733 hombres), y el 16,40% a mujeres asesinadas (536 mujeres).3
Estos números guardan especial elocuencia. Los hombres, indudablemente, tienen mayor propensión que las mujeres a ser asesinados en nuestras sociedades: en concreto, tienen casi 8 veces más posibilidades de ser víctimas de un homicidio que las mujeres.
Las causas deben ser bien variadas. Principalmente, y para nuestro esquema moral occidental, es más sencillo matar a un hombre que a una mujer. Las víctimas de robos que terminan en homicidio, por ejemplo, suelen ser hombres; las peleas que terminan en homicidio suelen también ser entre hombres.
¿Esto no debería llevarnos a la conclusión de que estamos viviendo bajo un “maldito matriarcado”? Ese no es el punto; de afirmar ello, caeríamos en la misma retorcida visión ideologizada. Agustín Laje
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