De 9.067 estudiantes encuestados, solo el 1,9% indicó haber tenido alguna experiencia sexual comprendida en la definición de asalto sexual de la Universidad de Stanford.
Un grupo de estudiantes feministas, acompañadas de profesores se reunieron para debatir sobre las estadísticas de asalto sexual de la institución, porque a su juicio la cantidad de mujeres asaltadas sexualmente es demasiado baja, por lo que habría que expandir la definición de «asalto sexual» aún cuando la definición de la Universidad de Stanford se basa en los criterios universalmente aceptados.
Steven Svoboda, de la Coalición Nacional por los Hombres (National Coalition for Men), comentó que:
«Stanford es una de las Universidades que define de forma más razonable el asalto sexual, de forma de no incluir en la definición cosas que no constituyen un asalto, como los desacuerdos entre parejas y las interacciones sexuales consentidas en el momento, pero que luego generan arrepentimientos».
Muchas universidades estadounidenses, cediendo a grupos de presión feministas, han redefinido el «asalto sexual» para englobar cualquier interacción sexual en la que el consenso no es absolutamente explícito, lo que el feminismo llama «Consentimiento afirmativo», y que ha llevado a entorpecer el cortejo al punto de que para que el varón pueda evitar problemas legales una mujer tiene que enviarle un sms confirmando que quiere tener sexo con él justo antes de comenzar el contacto sexual.
«Si existe un ‘problema’ con la definición de asalto sexual, reside en las universidades con cifras infladas de violación, no con Stanford, que siempre ha mantenido una definición razonable, que no es inapropiadamente amplia» – Steven Svoboda / Coalición Nacional por los Hombres
Incluso bajo la presión feminista, Stanford se comprometió a realizar otro estudio dentro de 3 años pero se mantuvo firme en no redefinir la violación para acomodarse a los intereses políticos del activismo feminista.
Fuente: CampusReform
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