Muchos me preguntan por qué defiendo a los hombres, por qué me inclino a estar en la lucha contra el feminismo desmedido. Pues por esto es que lo hago:
Hoy en día hablar de niñas y niños se ha vuelto usual dentro de los medios de comunicación, los servicios de atención a la familia y muchos espacios sociales más. Esto, buscando supuestamente lograr una equidad de género.
Pero ¿Qué es la equidad de género?
Creo que no se debe interpretar el fenómeno solo como el empleo de modificadores de sexo, ni la mayor inclusión de las mujeres en puestos laborales o el aumento de la masa dirigente femenina, y menos confundir con agitar ideas de destrucción del hombre. La equidad de género se representa en el respeto a los derechos de todos y todas, en la tolerancia a nuestras diferencias.
Mujeres y hombres del mundo encaran esa lucha para lograr el correcto trato para ambos, sin desigualdades. Si bien parece justo emprender acciones que concreten tales fines, preocupa la asunción de un ¿feminismo? desmedido, que lejos de buscar equidad solo pretende un cambio o desviación de poder. Las mujeres debemos hacer valer nuestro lugar, nuestra voz, nuestras capacidades, conocimientos, pero sin minimizar a los hombres, mucho menos prescindir de ellos y ni hablar de hacerlos picadillo.
Se produce, creo yo, una gran contradicción en el pensar femenino, que supuestamente quiere derrocar a un sistema patriarcal, pero a su vez impone un modelo matriarcal desmedido, donde la mujer disfrazada de víctima se ha convertido en victimario oculto.
Sí creo en luchar contra la violencia, contra las desigualdades sociales en género, pero esto no significa justificar la nuestra, justificar la lucha de las mujeres como única y sagrada. Pugnar por el equilibrio no debe convertirse en una disputa de poderes. Resulta necesario creo yo, iniciar una nueva mentalidad y comenzar a vernos como seres complementarios, con ansias de transformación y cambio. El hombre y la mujer no fueron creados para destruirse, fueron creados para dar vida, para dar sostén y contención, pero sobre todo para complementarse y dar equilibrio a las relaciones humanas.
La equidad de género se representa en el respeto a los derechos de todos y todas, en la tolerancia a nuestras diferencias.
Y si, claro que defiendo a los hombres, no por eso dejo de defender a la mujer, a la mujer que como yo y muchas más pensamos diferente y vemos al hombre como ser protector y compañero. Maldad y violencia existen en todos los ámbitos y son ejercidas por todo ser humano que ha aprendido a manejarse así en la vida, pero la verdad me parece muy injusto culpar de tan grave designación a cada hombre del planeta solo por el hecho de ser hombre.