Hace 191 años, un grupo de lo que hoy llamaríamos Uruguayos, cruzó en una lancha el río Uruguay y comenzó una gesta que llevaría con el tiempo a la independencia de este país en el que vivimos. Imaginemos por un momento, que el feminismo hubiera existido en aquella época o mejor aún que tuviéramos que enfrentar una situación similar hoy.
El feminismo quizás hubiera demandado la aplicación de una ley de cuotas, por lo que esos 33 orientales varones, deberían haber pasado a ser 22, y 11 mujeres, que – de ser como la mayoría de las mujeres de hoy – pasarían todo el viaje quejándose de lo incómoda que es la lancha y preguntando si no podemos volver.
A una de ellas, perfectamente se la podría escuchar decir:
Esto de embarrarse y pasar hambre por los delirios masculinos del «patriotismo» y la «libertad», no me convence. Estos 33 perejiles deberían dejarse de tanta pavada y
trabajar para nosotrasencarar, porque yo no puedo laburar más de 4 horas, porque todavía tengo que estudiar, ni en nada muy complicado, porque esas son cosas de hombre, pero igual me quiero ir de viaje a Europa como mis amigas del Facebook.
Además, «¿Cómo se les ocurre invadir a nuestros vecinos brasileros? Esto es una demostración de la masculinidad tóxica en nuestra sociedad!!! ¿Todavía no se cansaron de ser machos?»- dirían.
Y los 33 orientales se hubieran quedado en su casa, sacándose las ganas de jugársela en serio por una causa justa, con el lineage online.