El psicólogo Alejandro Barbieri participó en la conferencia realizada el 13 de noviembre en Montevideo que fue organizada por la organización sin fines de lucro Stop Abuso Uruguay, que trabaja en pro de la defensa de los derechos de los niños en las separaciones y divorcios conflictivos.
Sin más preámbulos, presentamos la ponencia del psicólogo Alejandro Barbieri.
No creo que sea un tema de hombres versus mujeres
Bueno muchas gracias, muchísimas gracias a Nita y todo el equipo por la invitación, a todo este prestigioso grupo de colegas de distintas áreas que compartimos para juntarnos…. Para poder cada uno, desde su lugar, dar perspectivas. Para poder, me parece, una expresión que me quedé pensando cuando charlamos es, abrazar más grande, se trata de juntar experiencias para que el abrazo sea más grande y no nos quedemos en compartimentos estancos a veces.
Uno ve como psicólogo que por un lado aparecen los que defienden a la mujer, por otro lado, los que defienden supuestamente a los varones y enseguida estamos viendo un mundo hoy en día, con las redes sociales, que yo le llamo “de cyber talibanes” que enseguida aparece algo y te salta. «No, entonces estás a favor de esto, no, entonces estás en contra de lo otro».
Y la verdad que no, yo no creo que sea un tema de hombres versus mujeres, creo que lo decía Nita en su presentación, sino en mi caso como psicólogo, de salud versus enfermedad. Vínculos sanos, versus vínculos tóxicos o enfermos, vengan de una relación hombre, mujer, mamá-hijo, papá-hijo.
Uno como psicólogo escuchó. (…) Antes, cuando tenía más pacientes veía este dolor. Tengo un equipo de muchos psicólogos que acompañan la tristeza de una separación. Pero nadie tiene que decir qué es triste, qué es mejor para el otro, sino si esa pareja decidió separarse, como hacemos para, como decía el spot, “aunque se haya roto el vínculo conyugal, pero que no se rompa el vínculo parental” y ahí damos con algo muy delicado del hoy en día que es la fragilidad emocional que vive la gente hoy, ¿no?
Estamos en un mundo muy frágil emocionalmente y traje sólo este aporte de Aldo Naouri, que es un pediatra francés que me encanta, que se llama “mdres vestales”, que son aquellas mamás, aquellos papás, cuya autoestima se nutre de que el hijo los quiera.
Si mi autoestima se nutre de que mi hijo me quiera, estoy en el horno
Mi autoestima no se nutre…, porque entonces termino sobreprotegiendo o termino sufriendo todos los dolores que sufren ellos o termino intentando sobreproteger porque me parece que la mamá o me parece que el papá no lo va a educar como yo quiero que lo eduque. Y eso va más allá de si estoy separado o no.
Uno hace una charla y termina la charla y sube una señora y me dice: “no hablaste de las que educamos solas, porque yo educo sola”. Entonces le digo: “espere”, ya había terminado, toda la gente se estaba bajando, entonces le digo: señora, venga de nuevo. No pase vergüenza delante de la gente. A ver, ¿qué pasó, con quién vive?
–No, yo vivo con mi madre.
–Ah pero su madre también educa. Sra. Y su ex marido?
–No, no lo quiero ni ver.
–-Perfecto– le digo–, usted lo puede odiar pero, por favor, en privado. Pero si se tiene que quedar con su ex marido porque la ley lo estableció así, aunque usted no lo crea, el señor también lo educa. Y no es que es mejor lo que tiene el vecino porque a veces la gente dice “vos porque estás juntos, yo porque estoy separado”, no, cada familia es única. Si no quédese con la vecina que están juntos por diez minutos el fin de semana, a ver si es mejor estar juntos o estar separados.
Cada familia es única, no se puede medir
A lo que voy es que para generar, en este esfuerzo que se está haciendo, fue generar salud versus enfermedad. Y establecer vínculos donde se salve la relación con tu hijo. Si se perdió la relación conyugal, que no se pierda la relación parental y aquí es donde vemos que la salud emocional y la fragilidad a veces, como lo describía también Nita, con una separación dolorosa, una separación conflictiva puede hacer que esa salud se pierda y quedamos más vulnerables a nuestra fragilidad. Entonces sí siento que pierdo el niño, siento que me pierdo a mí mismo.
Por ahí va lo de las madres vestales que decía Aldo Naouri. Si mi autoestima no se nutre aunque mi hijo me quiera le digo que sí y le digo que no, más allá de si estoy separado o no. Ahora claro, la culpa por la separación a veces nos hace sentir muy mal y terminamos a veces cediendo, o termino creyendo que tengo que sobreprotegerlo de la otra parte. Porque le va a hacer daño mi ex marido o mi ex mujer o le va a hacer daño la relación con la familia.
Y entonces yo siempre les digo a los papás: todo el tiempo que tú lo tengas, tratá de nutrirlo del amor, de la relación que tú tenés y después vemos, lógicamente, de lograr una separación lo menos conflictiva posible y la salud para que ese niño pueda nutrirse de lo que nutre el padre.
¿Qué es lo que nutre el padre?
El segundo punto era este: “¿Qué es lo que nutre el padre?”.
La psicología se comió en dos panes al padre, todo es la madre. Vayan a ver libros de relación madre-hijo. Concepción de embarazo y parto, concepción de parto, parto, depresión postparto, madre e hijo y ahora hay algunos más. Yo les recomiendo uno de mi amigo el argentino Sergio Sinay, que se llama “Ser padre es cosa de hombres”, que es un libro cortito pero muy lindo, donde dice qué es lo que nutre el padre al hijo.
Muy importante es la madre y es muy importante el apego. Pero es muy importante también el papá y el desapego. No es mejor ni peor, es distinto. Son nutrientes para el alma del niño. El nutriente de la mamá, la aceptación incondicional, el amor, el apego. No hace nada el nene para sentirse querido, ese es el amor de madre. Imaginen ese amor qué profundo. No hacer nada para sentirte querido.
Y el amor de padre es un poquito más distante pero es porque el papá no lo tuvo nueve meses en el vientre, estoy haciendo un resumen por favor, sé que hay psicólogos en el auditorio, traten de respetar y entender el esfuerzo que estoy haciendo.
Pero para dar los conceptos principales: el amor de padre ama distinto. No es que es peor, ni mejor. Como no lo tuvimos en el vientre, el padre ve la película de afuera, como ve la película de afuera, nutre del afuera, que es “dale levántate, levántate, dale. Viste, viste cómo vas a quedar eh, vas a quedar igualito. No, no, no, levántate.”
Ese, ese es el amor de padre que ayuda a que el niño pueda… Y también lo hace una mamá, también lo hace una maestra también lo hace la abuela, pero también lo hace el papá.
Estar separados no es peor ni mejor, es distinto
En cambio a veces, cuando la energía en la relación madre-hijo es muy fuerte, a veces el padre no aparece. Y si todavía estamos acá, con todas estas problemáticas que seguro los colegas van a profundizar, entonces es más difícil que logre aparecer ese amor de padre que va a nutrir de la apatía, que va a nutrir de la autorregulación emocional, que va a nutrir de esa distancia que se necesita para ver la película de afuera y no dar pararse sobre sus propios pies para hospedar las frustraciones.
Estar separados no es peor ni mejor, es distinto. No por eso… Cada familia es única. Si la relación de pareja era conflictiva y se separaron, en muchas separaciones uno ve, como psicólogo, que gracias a la separación nació un padre y nació una madre. Porque antes la relación era tan tóxica que tenían, que no había vínculo ni materno, ni paterno bueno.
Así que, simplemente estas palabras para apoyar esta postura, este diálogo de unidad, de encuentro y de que logremos a través de estos movimientos y estas legislaciones que nuestros hijos crezcan en un ambiente donde esté la energía de la mamá, la energía del papá, para que el alma se nutra y no queden presos, no, de emociones a veces tan fuertes que, por lo que venía hablando con compañeros a veces, los chicos tienen veinte, veintitrés, veinticuatro y hasta veintiocho y todavía no sienten la libertad de llamar al padre y decir: “Viejo, feliz cumpleaños” o: “Viejo, vamos a tomar una coca ,vamos a salir, más allá de lo que pasó con mamá”.
Porque uno tiene que encontrar un adulto. Uno no es adulto si sigue siendo hijo de sus padres. Si todavía la energía es tan fuerte que todavía dependo de lo que dice mamá o lo que dice papá…
Uno espera que con veinticuatro, con veintiocho, con treinta, el hijo pueda decidir libremente relacionarse con la otra parte para poder seguir el sentido de la vida que se nutra y no quedar preso de esas emociones primarias.
Muchas gracias.