Mientras en Estados Unidos los kits de pruebas de paternidad se consiguen en las farmacias, en algunos países de Europa, el feminismo ha logrado que se prohiba a los hombres realizar un test para saber si uno es efectivamente el padre de sus propios hijos.
Pero la justificación expresada es probablemente lo que más te hiele la sangre. La excusa para negarnos el derecho a saber si somos o no padres, es «la preservación de la paz en las familias».
En Alemania, el feminismo también busca prohibir las pruebas de paternidad, a lo que el feminismo se apoya en teorías relativistas de que «la paternidad se determina por la sociedad, no por la biología», lo cual es análogo a decir que si todos creen que la tierra es plana, entonces no es esférica.
Este argumento del gobierno de Francia, de oponer a las pruebas de paternidad, es contrario a lo que se permite en casi todas las partes del mundo. En contrario a lo expresado por las autoridades francesas. Naturalmente, algunos padres encuentran que despejar dudas sobre su paternidad puede ayudar a fortalecer el vínculo entre ellos.
Esta situación ha llevado a que algunos padres franceses se hayan visto obligados a emigrar al extranjero o recurrir a la justicia, para que un juez pueda efectivizar pruebas oficiales de paternidad para aquellos varones con dudas sobre su condición de padres.
Es importante que en Uruguay estemos en alerta para evitar crueles avances como estos, sobre nuestros derechos reproductivos como varones.
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