Luego de seis años de relación matrimonial, Simon Smith había tomado confianza para abandonar el hogar, sin embargo se encontró con Crystal, su esposa, que lo esperaba con un cuchillo de cocina en la despedida.
Simón, de 30 años de edad, era líder marinero en la Real Marina y vivía junto a su esposa y una hija de 4 años en Gosport, Hampshire, Inglaterra. Crystal dominaba desde varios aspectos a su esposo, le controlaba las finanzas mientras él no podía preguntar qué hacía ella con su dinero, y hasta lo había intimidado con tomar a su hija y marcharse lejos.
Puñaladas por la espalda
Mientras Simón hacía las valijas en el dormitorio, su esposa tomó un cuchillo de cocina y le hundió el utensilio en tres oportunidades por la espalda. Dos heridas fueron en la parte superior de la espalda, mientras que la tercera cortó una arteria bajo su brazo.
El esposo perdió mucha sangre y pese a ser intervenido quirúrgicamente en varias oportunidades, aún está en recuperación. Ante la justicia, este varón explicó como había sufrido el abuso verbal en reiteradas oportunidades antes del apuñalamiento.
Si este hecho de violencia doméstica, como tantos otros, hubiera ocurrido en Uruguay, el plan de acción 2016-2019 contra la violencia doméstica no lo habría contemplado, por el solo hecho de que la víctima es un varón adulto. Cabe recordar que los varones son 1 de cada 3 personas asesinadas por violencia doméstica en Uruguay y aún así, las políticas de género que se implementan excluyen a los varones víctimas de violencia de género, porque parten de la absurda premisa feminista de que toda la violencia de género es ejercida solo por el varón contra la mujer.
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