Carlos es empleado público, tiene 52 años dos hijos varones de 15 y 10 años de edad. Varones Unidos tomó nota de su situación para hacernos llegar su experiencia de divorcio y las dificulades de la coyuntura que está atravesando.
El sacrificio por la mujer y la familia
Hace 28 años, a sus 24, comenzó una relación con una mujer, estudiante de medicina con quien se casaría 10 años después.
Luego de recibirse ella de médico, Carlos aceptó mudarse con ella a Paysandú para que pudiera realizar un posgrado en Ginecología. Recién durante este período ella comienza a trabajar part-time, nacen sus dos hijos, y él logra terminar el nocturo y anotarse en la facultad de derecho, Regional Norte para continuar sus estudios. Sin embargo, sus planes se verían frustados puesto que no llegó a asistir debido a que a ella le surgió la oportunidad de un trabajo como ginecóloga en otra ciudad del interior y Carlos debió sacrificar sus planes de continuar con su carrera, pidió traslado por tercera vez, y se volvieron a mudar.
«La profesión se comió al matrimonio»
De esto hacen 9 años. desde que se radicaron nuevamente, su esposa comenzó a trabajar en 6 o 7 trabajos a la vez, más un trabajo particular y lanza su propia clínica privada «de buena facturación y tecnología» convirtiéndose en una exitosa empresaria médica.
El exponencial crecimiento económico de su mujer sin embargo, «extinguió» según Carlos la vida familiar: «La profesión se comió al matrimonio». Llevando esto a que hace apenas unos meses, ella decidiera divorciarse por sola voluntad.
Despecho sin causa
Su esposa liquidó la sociedad conyugal y se retiró de la casa con los niños, retirando «todos los bienes que quizo», y reteniendo el control absoluto de las cuentas bancarias que estaban a su nombre, un auto de alta gama, y otras posesiones del matrimonio.
Durante la audiencia, Carlos accedió a un convenio que ella redactó, que planteaba la tenencia de los menores para ella, y una pensión alimenticia de él hacia ella proporcional a las posibilidades de cada uno.
«Hasta ahí todo bien», nos comenta. Pero 2 meses después su ex-esposa le inicia un juicio por reclamo de de pensión alimenticia que demanda el 45% de sus ingresos, sin tomar en cuenta que Carlos gana apenas 40.000 pesos al mes, paga un alquiler de 9.000 pesos mensuales y tiene a su cargo de su padre de 85 años, mientras ella percibe ingresos estimados en cerca de 300.000 pesos por mes.
«La jueza toma mi divorcio como si el que tuviera plata fuera yo, y va a fijarme una pension que me condena practicamente al hambre.» Carlos