Una mujer argentina decidió empapelar el barrio de Palermo con carteles en búsqueda de un pobre hombre que cometió el error de concordar con ella en Tinder: una aplicación móvil dedicada a la formación de parejas y utilizada comúnmente para fijar encuentros de sexo casual.
En las conversaciones que tuvieron a través de redes sociales ella habría hecho comentarios desafortunados que ofendieron a este hombre, a causa de los que alega estar buscándolo para «pedirle disculpas». Nunca se había encontrado con este chico en persona. El hombre, que la había bloqueado de todas las redes sociales, claramente no quería recibirlas.
¿No se trata de un caso de acoso?
¿Qué pasa si este hombre recién se separó de su ex-pareja y quiere mantener en discreción sus contactos en redes sociales? No tiene derecho.
¿Qué pasa si tiene hijos y le avergonzaría que ellos se enteraran de que está buscando pareja?
¿Qué pasa si el hombre por mera discreción personal quiere mantener sus relaciones sexuales reservadas al ámbito de lo privado? ¿Tampoco tiene derecho?
¿Qué pasa si el hombre, como ocurre muchas veces, se siente avergonzado de haberse vinculado con esta mujer?
¿Qué justifica que esta mujer desoiga la decisión de este hombre de desvincularse de ella, y la foto de este chico termine en la prensa al lado de la de ella?
¿Los hombres no tenemos derecho a decir que NO? ¿No tenemos derecho a que nos dejen en paz?
Fuente: Infobae