Cuando hablamos de violencia contra el varón, la misma se puede observar ya desde el Antiguo Egipto, donde hace muchos años se encontró un pergamino que mencionaba los motivos que eran aceptados para ausentarse del trabajo en las pirámides. Entre los motivos se encontraban: el trabajo de embalsamamiento de un ser querido, las picaduras de escorpiones o el haber recibido una paliza de su mujer en una discusión conyugal.
Han leído bien, entre las razones normales de la época una de ellas decía «no ha ido a trabajar porque ayer su mujer le dio una paliza». ¿Sorprendente verdad? esto contradice totalmente la visión feminista del varón dominando violentamente a la mujer a lo largo de la historia.
Durante el período Grecorromano, nos encontramos con el caso de Sócrates quien no sólo fue famoso como filósofo, sino también por sufrir el maltrato de su mujer Jantipa, la cual llegó a verterle agua sucia (algunos decían que era orina) en la cabeza cuando estaba enfadada o le desgarró la parte trasera de la túnica en público durante un arrebato de furia, entre otros incidentes.
Por cierto, Jantipa fue defendida por Christine de Pisan, una de las primeras feministas en su obra «la ciudad de las damas». ¿Pensaban que defender a las violentas era cosa solo de las de ahora? ¡no!.
Más cercanos en el tiempo nos encontramos el caso de Abraham Lincoln, decimosexto presidente de Estados Unidos, que su peor tragedia no fue su asesinato perpetrado el 15 de abril de 1865 sino su matrimonio con Mary Todd, la mujer que le amargó la vida y que entre otras cosas lo golpeó con un leño, lo persiguió con un palo de escoba hasta echarlo de la casa, lo atacó con un cuchillo de cocina e incluso lo abofeteó delante de un invitado, haciéndole sangrar.
Otro horror fue el que le tocó vivir a Stephen Hawking, el científico más famoso de nuestra época y considerado el heredero de Albert Einstein, confinado a una silla de ruedas e incapaz de defenderse ha sido torturado durante una década por su segunda esposa, Elaine Mason.
Estos actos fueron denunciados por sus hijos Tim y Lucy Hawking, además de ser confirmados por investigaciones policiales y por una antigua enfermera del científico al diario The Times. «Con un sadismo propio de una película de cine negro, su esposa le bañaba en agua hirviendo, le llamaba lisiado y dejaba que se orinara encima, siempre lo insultaba, parecía una cloaca», relató la cuidadora de Hawking.
Como si esto fuera poco, recientemente nos hemos encontrado con la situación vivida por el actor Johnny Depp, quien tras ser denunciado por su esposa, la también actriz Amber Heard por maltrato, se terminó demostrando que era ella la que ejercía violencia física, psicológica y verbal contra el protagonista de Piratas del Caribe.
Fuentes:
Citas del libro «La deshumanización del varón», p. 176.
Daniel Mark Epstein, The Lincolns: Portrait of a Marriage (New York: Ballantine Books, 2009), 190-91.