Un grupo de ginecólogas feministas está realizando activismo en su práctica médica recomendando a chicas adolescentes el uso de pastillas anticonceptivas con objetivos ideológicos.
La recomendación se realiza a chicas adolescentes ni bien han alcanzado la madurez sexual, incluso cuando todavía son vírgenes y no solicitan las pastillas ni información alguna sobre anticonceptivos.
El grupo en cuestión incluye sociólogas que en privado se ufanan de utilizar la autoridad médica de las ginecólogas para inducir a las chicas (muchas menores de edad) a consumir los anticonceptivos.
Los objetivos del grupo son varios. Por un lado, reducir la natalidad, en miras de que las madres son mucho menos proclives a adoptar actitudes feministas y apoyar a su movimiento.
Por otro lado, también buscan promover entre las chicas la adopción del sexo causal como costumbre, en miras de que de esta manera se distanciarán emocionalmente de sus parejas una vez entren en una relación estable.
En ambos casos, el objetivo final es dislocar a las mujeres del camino natural hacia la formación de una familia, e inducirlas en su lugar a una vida individualista y solitaria, con relaciones superficiales y alienantes respecto al sexo opuesto. La demografía de la que el feminismo extrae su mayor nivel de apoyo.