En la localidad argentina de La Plata, en mayo de 2015, María Inés González decidió poner fin a la vida de su hija de once años luego que su marido, y padre de la menor le pidiera el divorcio.
Cuatro años después, el juicio por darle veneno para ratas en un flan y terminar degollando a su hija de once años con retraso madurativo, el tribunal consideró como inimputable a la madre y solicitó el traslado a un centro especializado.
Todo inició cuando el marido de la mujer comenzó con los trámites de divorcio. El Tribunal Oral Criminal (TOC) III de La Plata hizo caso omiso al pedido de pena de prisión perpetua de la fiscal y aceptó, los informes psicológicos y psiquiátricos de la defensa que hablaban de una actuación ‘bajo estado de irreflexión’.
Los jueces entendieron que González debe ser trasladada a un centro de atención penitenciario especializado, y podrá recuperar su libertad cuando los especialistas determinen que la mujer no es peligrosa para sí o para terceros.
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