Luego de nombrar a Arabia Saudita (un país que condena a muerte a personas por «brujería») a la cabeza del comité de derechos humanos, la ONU decidió apuntar a la libertad de expresión en Internet utilizando como excusa proteger los sentimientos de las feministas.
Esto sucedió en una presentación de un reporte presentado por el grupo UN Women, el cuál llamó a los gobiernos nacionales a controlar a los motores de búsqueda ( Google, Bing, Yahoo ) y proveedores de servicios de Internet (ANTEL, Claro, Movistar), para que solo puedan conectar a las personas si tienen incorporados mecanismos para «supervisar el contenido y su diseminación», o sea, mecanismos de censura.
El feminismo como justificación para coartar la libertad de expresión
La justificación que da el reporte de UN Women, es que las mujeres sufren de acoso en Internet, y que protegerlas de este acoso debería ser la preocupación principal siempre.
Es curioso que una organización internacional que supuestamente defiende los derechos de las mujeres no haga un reporte sobre la opresión total bajo la que sufren millones de mujeres musulmanas, sino acerca del terrible riesgo que corren las mujeres en occidente de la «Ciberviolencia contra la mujer» que en los hechos no es otra cosa que recibir críticas por Internet, como si los varones no las recibiéramos.
El caso de Zoe Quinn
Una prueba de que la «Ciberviolencia contra la mujer» es ejemplo de doublespeak, es el caso que el propio reporte utiliza para ejemplificar este tipo de circunstancias. El caso es el de Zoe Quinn, una mediocre desarrolladora de videojuegos que se hizo famosa ( y víctima profesional ) luego de que estallara el escándalo de #GamersGate, un cisma entre los Gamers y los periodistas de Videojuegos, que intentan imponer la Corrección Política en un terreno donde se había disfrutado de total libertad de expresión y entretenimiento hasta el momento.
Esta mujer, recurrió a los juzgados estadounidenses para solicitar silenciar a su ex-pareja, como respuesta a un artículo publicado en su blog, donde había dejado plasmadas las alevosas infidelidades y abuso emocional que sufrió a manos de ella.
La solicitud impedía a su ex-novio «Postear cualquier información sobre Zoe o su vida personal en línea», pero el juzgado falló en su contra ya que lo que solicitó Zoe no fué que su ex-novio no pudiera decir mentiras en su contra, sino que intentaba impedirle hablar sobre ella aún cuando lo que dijera fuese verdad.
¿Feminismo o Libertad?
Parece que proteger a estas feministas de las opiniones contrarias que generan sus (a propósito provocadores) comentarios, es razón suficiente para echar por tierra una de las principales salvaguardas contemporáneas de nuestra libertad individual, la libertad de expresión en las redes sociales.
Lo más preocupante de esta historia quizás no sea tanto el absurdo de lo que se está discutiendo en este caso, sino la desatención que unas Naciones Unidas que otrora fueran razón de orgullo de todos, ahora se dedique a discutir tonterías como ésta, mientras le hace la vista gorda a las barbaridades del ISIS o las torturas en campos de concentración de Corea del Norte, personas cuyo sufrimiento es atroz y del que no pueden escapar levantando la vista de sus computadoras.
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