En Argentina, recientemente se celebró el día de la madre. En tal ocasión, y para rendirles “homenaje”, un grupo de personas que se denominan artistas y que dicen pertenecer a un grupo artístico llamado «Los Cuadrados de Jamón y Queso», tuvieron la idea de hacer una escultura de una vagina gigante y colocarla en frente de la UCA (Universidad Católica Argentina). Por cierto, y como si fuera poco, se colocó el mamarracho ofensivo en el lugar donde debía estar el busto del gran héroe de la batalla de San Lorenzo, el Sargento Cabral.
Un homenaje a la madre podría haber sido un corazón gigante, una señora con hijos, o algo que signifique de lleno el amor, pero no una vagina. Indiscutiblemente se trata de algo ofensivo, que reduce la maternidad a un órgano y, por tanto, rebaja a la mujer a la calidad de un mero objeto. Pero no se dice nada. No se dice nada porque es algo vanguardista, osado; responde a las tendencias de pensamientos rebeldes y sin límites, responde a gustos de una prensa desquiciada. Es todo un mensaje contra la maternidad, porque en formato gigante lo que queda en la mente es: madre igual vagina.
Desde luego que las feministas no se presentarán para destrozar la basura erigida en monumento, como sí gustosas se presentan para pintar paredes y hacer todos tipo de desmanes ofensivos. No se presentarán porque detestan a la maternidad, y porque también saben bien que no fue accidental que se colocara la porquería enfrente de una institución cuya palabra central les moviliza un odio visceral. No se presentarán porque haber barrido el busto del Sargento Cabral, de alguna manera significa un golpe a lo que llaman “patriarcado” y, en definitiva, responde a su deseo de “muerte al macho”.
Como era de esperarse, la prensa rescata: “El trabajo fue realizado en base a materiales no agresivos para el medio ambiente como papel, engrudo, ramas y trapos”. No interesa si lo agresivo es el mensaje, no interesa si se agrede el espíritu, no; interesa que la obra sea hecha con palos y cartón para no dañar el medio ambiente.
Uno de “Los Cuadrados” llamado Adrián dijo: “Es una vagina que tiene que ver con las madres. Tiene cinco bochas o cabezas por delante que representan la cantidad máxima de hijos que pueden percibir la AUH (Asignación Universal por Hijo). Quisimos hacer un homenaje a ese derecho y a las mujeres en general, a las que son madres; a las que están solas o fueron abandonadas por sus parejas a su suerte y se quedaron con las manos vacías junto a sus hijos». Que “sensible” que es Adrián. Cinco pelotas alrededor de una vagina. No nos sorprendamos si Adríán y su grupo de jamón y queso, hacen para el día del padre un mega pene mutilado. Aunque sabemos qué es lo que significará, dirán que representa el espíritu de sacrificio de los hombres.
Sé que habrá quienes embanderando la defensa de las fiambrerías, dirán que no tengo idea de lo que es el arte. Adrían nos dirime el asunto: «Somos un grupo de arte efímero.” Vista la bazofia llamada monumento, no caben dudas que, mínimamente, solo pudo haber sido realizado por gente cuyo nombre “artístico” responde a «Los cuadrados de jamón y queso». Pues hay que ser “cuadradísimo” para rebajar a las madres (y a las mujeres en general) a un órgano sexual.