Hace unos días, un blog dedicado a publicar artículos de autores que prefieren mantenerse en el anonimato, publicó un artículo en el que una feminista alardea sobre cómo abortó a su hijo por ser varón.
Antes de saber que el bebé era varón
En un artículo tan nihilista que cuesta creer que en realidad es real, esta feminista llamada «Lana», incluso expresa sorpresa de que «muchos amigos y varios de mis familiares decidieron cortar toda relación conmigo».
La autora declara que «quedó embarazada», y «tener una idea de quién fué el donante». Pero decidió no informar al potencial padre porque «creo que puedo ser una buena figura maternal para el niño yo misma».
Es una señal de alerta, que esta persona tiene la arrogancia de considerarse habilitada para despojar arbitrariamente a la vez a un hombre de su derecho a estar al tanto de su condición de padre y mantener una relación con sus hijos, y a un niño de su derecho a conocer quién es su padre.
Pero a pesar de esto, y de que «mi travesía me ha llevado a diferentes lugares luchando por los derechos de las mujeres y a cargar la bandera del Movimiento Feminista, incluso al punto de estropear mi carrera«, decidió que «estaba lista para continuar con este embarazo».
El descubrimiento de que el bebé era varón y la terminación del embarazo.
Procederé a transcribir tan textualmente como sea posible el texto del artículo en cuestión:
«Hoy mi doctor, a quien llamaré Sandy, me hizo un ultrasonido y todo parecía estar bien.
¿Querés saber si es nena o varón?, me preguntó. Pensé para mi misma «Esa máquina es un ultrasonido, no una bola de cristal No podrías decirme el género de mi bebé ni aunque quisieras». «Seguro» respondí. «Es un varón».
…
«¿Qué?» logré lanzar. Y Sandy me mostró el ultrasonido de cómo mi cuerpo me había traicionado. Empecé a llorar pensando con lo que maldeciría al mundo.
Mi casa se convertiría en mi prisión y mi feto en mi carcelero durante las siguientes 48 horas. Llorando, sufriendo, una angustia mental como la que solo pueden sufrir las personas cuyas vidas son destrozadas por la guerra. Era una refugiada y mi casa, mi campo de refugiados.
Para el tercer día comencé a recuperar mi fuerza mental y supe qué hacer. No podría traer otro monstruo a este mundo. Ya tenemos suficientes enemigos ahora. No importa que yo lo críe. Igualmente entraría en contacto con chicos, hombres, y diría: «Estos hombres no son tan malos. Cómo puede ser que mamá diga que me están oprimiendo».
Unos pocos días después fuí a efectuar el procedimiento. La traición de mi cuerpo ya no estaba, era libre, volví a sentirme fuerte. Hice algo positivo, que marcó la diferencia, aunque luego me daría cuenta de que otros no lo verían así.
Hoy tengo una hermosa niña de 1 año, que con con suerte será una mujer fuerte y motivada como su madre. He pasado muchas cosas por mi primer embarazo, pero no me importa. Muchos aliados te dan la espalda, pero no me importa.
Defiendo mi decisión de abortar a mi bebé porque era varón.
No odio a los hombres, odio al patriarcado, en lo que los hombres y algunas mujeres se convierten. No iba a permitir que eso pasara con mi descendencia. Y las chances eran mayores de que pasara con un varón.
Si la maldición regresa, haría lo mismo una y otra vez.