El feminismo primermundista se encuentra en plena campaña por lograr que la ONU, y las autoridades nacionales en las que tiene influencia (especialmente en gobiernos de izquierda), dictaminen que el «aborto legal y gratuito» sea considerado un derecho humano, paradójicamente igualándolo legalmente al derecho a la vida o a la vivienda.
El feminismo propugna comenzar por vender la idea de que acabar con la vida de un ser humano no nacido, es – paradójicamente de nuevo – un «derecho reproductivo» comparable al acceso a métodos anticonceptivos, semánticamente categorizándolo junto con las pastillas anticonceptivas o el preservativo, y sin reconocer en absoluto la condición humana del no nacido.
El término «derechos reproductivos» no aparece en la declaratoria de los derechos humanos, y cuando fue legalmente definido por la ONU en 1994, no incluyó ningún supuesto «derecho al aborto».
Fuentes: c-fam