El feminismo sigue pretendiendo imponer su ideología en diferentes aspectos de la vida cotidiana. Argentina y Uruguay están cayendo cada vez más bajo la influencia de un feminismo que está utilizando el sistema educativo público de ambos países para fines propagandísticos de adoctrinamiento ideológico.
En Montevideo el ansia controladora del movimiento feminista ha tomado la forma de un proyecto que apunta a censurar los contenidos de los programas de radio que se escuchan en el transporte público. Las comisarias de la «corrección política» prentenden atribuirse la autoridad de determinar qué programas de radio los conductores tienen permitido escuchar, con la excusa de que algunos programas de radio ‘denigran a la mujer’.
Esta excusa es especialmente llamativa, porque en Resistencia, la capital de la provincia de Chaco, en Argentina, (a pocos kilómetros de la frontera uruguaya), el propio movimiento feminista que en Uruguay acusa a la radio de «denigrar a la mujer», organiza la denigración pública de chiquilinas, algunas incluso menores de edad, instándolas a desnudarse, arrojar toallas higiénicas femeninas usadas contra iglesias, llegando al extremo de defecar en público.
Estos dos ejemplos son apenas una muestra de cómo el feminismo no parece sincero en absoluto en cuanto a su defensa de la dignidad de las mujeres, al utilizar la denigración de las mujeres de forma sistemática con el objetivo de llamar la atención, causar desagrado y desmoralización en el público.
FUENTE: Montevideo – La Resistencia