Recientemente el gobierno Uruguayo anunció que está considerando el aumento del impuesto a la renta personal (IRPF) que se aplica principalmente sobre los salarios. A primera vista esto parece no tener nada que ver con las cuestiones de género. ¿O sí?
¿Por qué se subirá este impuesto?
Uruguay atraviesa por una coyuntura económica adversa: está difícil. El estado Uruguayo gasta más de lo que tiene y debe de solucionar este problema a la brevedad.
Para solucionarlo, el gobierno tiene dos opciones: o baja el gasto o aumenta los impuestos.
Cuestiones de género relativas a la filosofía impositiva.
Bajar el gasto público
La primera opción, bajar el gasto, afecta principalmente a las mujeres, puesto que son estas las principales beneficiarias tanto de programas estatales como del clientelismo.
Las mujeres están mayormente representadas entre los empleados del sector público, en el que se concentran la ineficiencia, los «ñoquis» y los «acomodos» que parasitan las arcas públicas inflando innecesariamente el gasto público.
Mujeres son también la mayoría de las beneficiarias de «planes sociales», por lo que una reducción del gasto que pueda repercutir en una menor oferta de prebendas también las afectaría principalmente a mujeres.
Cabe comentar también que a pesar de esta coyuntura económica adversa y el ajuste fiscal que se viene, se prevé aumentar las subvenciones a organizaciones feministas e integrar nuevas reparticiones al estado dedicadas a la promoción de la ideología de género con fondos públicos, aumentando el gasto público dedicado a la promoción de políticas feministas.
Aumentar los impuestos
La segunda opción, aumentar los impuestos, afecta principalmente a los hombres. Puesto que somos los principales contribuyentes, en especial al Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, el peso impositivo del aparato del estado recae principalmente sobre nuestros hombros.
Siendo el IRPF en gran medida un impuesto al trabajo, los varones, el sexo que trabaja más horas, en peores condiciones y asumiendo mayores riesgos, es el más afectado por esta medida.
Burros de carga
Esto se vuelve una cuestión de género más llamativa cuando se toma en cuenta que este aumento impositivo se ha decidido aplicar en vista del mantenimiento de un aparato clientelar que beneficia en mayor grado a las mujeres, y de programas estatales feministas cuyo objetivo parece cada vez estar más lejos de la igualdad, y más próximo al sometimiento de los varones como género a las mujeres.
Los hombres estamos siendo conducidos por un camino que nos lleva a la esclavitud fiscal, a ser los burros de carga de una sociedad ginocéntrica, preocupada solo por satisfacer las necesidades de las mujeres, y que concibe a los hombres meramente como herramientas para este fin.
Obviamente esta decisión no es exclusivamente una cuestión de género, pero es importante que como hombres comprendamos las derivaciones de género de las decisiones que toman nuestros gobiernos. Lo necesitamos hacer para cuidarnos de los abusos que desde el feminismo hembrista se promueven, para proteger nuestra libertad y garantizar la equidad entre hombres y mujeres, mirando hacia adelante.