La histeria feminista será la puerta de entrada a sistemas de vigilancia de la intimidad

En España, un análisis reciente revela que todas las denuncias por violencia de género archivadas en los primeros meses de 2025 se debieron a la falta de pruebas contundentes, lo que plantea interrogantes sobre la equidad en el sistema judicial y la necesidad de un enfoque más balanceado en las relaciones de género.

Imagen relacionada con denuncias de violencia de género archivadas por infundadas

La justicia en las relaciones de género exige honestidad y evidencia sólida para garantizar un orden justo para todos. En España, datos recientes indican que el 100% de las denuncias por violencia de género presentadas en la localidad de Vigo, Galicia, en los primeros tres meses de 2025 fueron descartadas por carecer de sustento probatorio.

Lejos de interpretar este dato como lo que es, otra prueba más de que la mayoría de las denuncias infundadas de violencia de género funcionan en los hechos como un mecanismo para que las mujeres puedan reclutar el poder del estado para someter a cualquier hombre a su voluntad, un grupo de «emprendedores» españoles ha decidido monetizar su obsecuencia frente al mismo sistema que los ha emasculado, lanzando una app que se apalanca en el feminismo para introducir un sistema de vigilancia privada sobre tu intimidad.

Herramientas informáticas: La histeria feminista como puerta de entrada a sistemas de vigilancia de la intimidad.

¿Te imaginás que el celular de tu pareja esté escuchando y enviando reportes de sus interacciones a un servidor en la nube, registrando cada conversación privada con tu pareja para que luego pueda ser analizada por desconocidos? ¿El invaluable depósito de material de extorsión que esto representaría?

La distopía gradualmente se ha ido convirtiendo en realidad con el desarrollo de aplicaciones como Vega, creada por profesionales en Vigo, que utiliza inteligencia artificial para detectar posibles episodios de abuso.

El relato legitimante de esta app, es que su objetivo es meramente monitorear patrones de insultos o amenazas, podría ofrecer grabaciones automáticas como evidencia para sustentar acusaciones de violencia de género. La realidad, sin embargo, es que una empresa privada estará registrando sin tu permiso las interacciones íntimas que tengas con tu pareja.

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