El movimiento por los derechos de las personas con discapacidad ayudó a garantizar un mayor acceso al entorno social y físico, así como oportunidades para la vida independiente, el empleo, la educación y la vivienda. También promovió la ausencia de abuso, negligencia y otras violaciones, y el establecimiento de una legislación de derechos civiles para garantizar estas oportunidades.
Hasta aquí todo bien. Sin embargo, en los últimos años, el movimiento ha sufrido un arrastre de visión en la arena en la política de género. Ahora es más probable que escuchemos sobre violencia doméstica y agresión sexual contra mujeres discapacitadas, su discriminación salarial y otras formas de doble desventaja, mientras las contrastamos con la discriminación, depravación, el privilegio y la propensión a la violencia de los hombres discapacitados.
Es decir, una narrativa que fomenta la negación de las vulnerabilidades que los hombres pueden enfrentar junto con su demonización.
Analicemos un poco estas cuestiones:
A lo largo del artículo vamos a citar a España como principal ejemplo de estas políticas antivarones con discapacidad.
Con respecto a la brecha salarial, bajo la ley general de discapacidad (LGD) el gobierno incentiva a dar trabajo a las mujeres con discapacidad, dejando a los varones en un segundo plano.
Las empresas que contratan a mujeres con discapacidades pagan menos impuestos que si contratan a hombres en la misma condición, ya que si realizan lo primero se les hace una bonificación del 65% y si hacen lo segundo solo del 33%. Además si los trabajadores son hombres se les otorga 3500 €, y si son mujeres 4100 €.
Por otro lado, la ministra de “igualdad” española Irene Montero, ignoró excluyendo de su discurso con motivo del Día de la Discapacidad “a los hombres y niños” y solo citó a las niñas y mujeres discapacitadas que sufren violencia y no tienen ayudas sociales. “Las personas con diversidad funcional merecen vivir en una sociedad sin barreras y una ciudadanía de pleno derecho. Con las mujeres con discapacidad tenemos además una deuda histórica para erradicar las violencias machistas que vivís de forma agravada. #DíadelaDiscapacidad” tuiteó.
“Mujeres y hombres discapacitados sufrimos violencia, no solo las mujeres. ¿Los hombres discapacitados que sufren violencia te dan igual, no? Odias a los hombres!, no me he sentido tan discriminado en mi vida como en este tuit y la verdad que ya empiezo a estar harto”, denunció indignado Jordi Sabaté Pons, youtuber, activista y enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Pero como si esto fuera poco, en España la discriminación hembrista cobró rasgo constitucional, cuando el gobierno del presidente izquierdista Pedro Sánchez modificó el artículo 49 de la constitución y aprobó dar más ayudas a las mujeres con discapacidad que a los hombres en su misma situación. La iniciativa partió de la también feminista Carmen Calvo (exvicepresidente y exministra de igualdad), cabe aclarar que el artículo en su redacción anterior no hacía diferencias entre sexos.
“Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y niñas con discapacidad”. Traducido: que todas las normas que doten las partidas económicas para estos colectivos deberán tener en cuenta que, en caso de escasez de fondos o de plantear nuevas coberturas, las personas que deben recibir una “particular atención” son las mujeres y las niñas. No los hombres y los niños.
¿Y cómo justificaron esta acción?, aludiendo a la situación de especial vulnerabilidad de las mujeres y niñas con discapacidad. No estamos sugiriendo que debamos de dejar de prestar atención a problemas como la agresión sexual o el abuso contra las mujeres, que es absolutamente necesario para este grupo demográfico vulnerable. Pero no necesitamos demonizar a los hombres y a los niños como la clase perpetradora determinada, ni discriminarlos, lo que hacemos al negarnos a reconocer a los hombres como víctimas de abuso y al rechazar o silenciar a quienes puedan hablar de ello.
Sobre la vulnerabilidad masculina y con discapacidad, consideramos desmontar 2 ideas preconcebidas.
1 – es poco probable que los hombres sufran abuso sexual o violación:
Los investigadores Mitra Mónica, Vera E. Mouradian y Marci Diamond en el estudio sobre victimización por violencia sexual contra hombres con discapacidad para el American Journal Of Medicine, encontraron que más del 5% de los hombres discapacitados informaron haber sufrido agresión sexual durante el año 2011 aproximadamente lo mismo que mujeres discapacitadas.
2 – Los hombres discapacitados rara vez son víctimas de violencia:
Las campañas de los medios de comunicación que se centran únicamente en la creencia entre los trabajadores de apoyo de que los hombres discapacitados están a salvo de la violencia ha creado un entorno en el que es menos probable que los hombres abusados hablen y busquen ayuda, no hay ningún estímulo para hacer lo contrario,
A pesar de que el departamento de justicia de EE. UU. informó delitos de violencia contra hombres y mujeres discapacitados en tasas aproximadamente iguales, una búsqueda de información en Google arroja una marcada disparidad de consciencia, habiendo muy poca o nula información sobre la temática.
Es que los varones pueden sufrir violencia por sus parejas, familiares o por proveedores de servicios, para ejemplificar citamos el caso de Stephen Hawking, el científico más famoso de nuestra época y considerado el heredero de Albert Einstein, confinado a una silla de ruedas e incapaz de defenderse ha sido torturado durante una década por su segunda esposa, Elaine Mason. Estos actos fueron denunciados por sus hijos Tim y Lucy Hawking, además de ser confirmados por investigaciones policiales y por una antigua enfermera del científico al diario The Times. «Con un sadismo propio de una película de cine negro, su esposa le bañaba en agua hirviendo, le llamaba lisiado y dejaba que se orinara encima, siempre lo insultaba, parecía una cloaca», relató la cuidadora de Hawking.
O el de Isaac Guillén Torrijos, un hombre con discapacidad de 45 años, quien sufrió violencia y luego fue asesinado por su pareja identificada como Beatriz F en Valencia España durante el 2020.
Otros prejuicios que enfrentan los hombres con discapacidad debido a los estereotipos de género en la prestación de servicios al discapacitado.
1- La agresión o la violencia masculina es un intento de dominar
Tanto los hombres como las mujeres con discapacidad a veces encuentran la vida frustrante y arremeten con ira. Por lo general, a los hombres se les enseña como su agresión molesta a otras personas, causa daño al mundo en general y se les instruye sobre cómo controlar su ira, mientras a la mujer discapacitada que ataca de la misma manera se le calma y se le pregunta sobre qué o quién la está molestando y tal vez sobre cómo se podría reorganizar el mundo para que no la moleste de nuevo. Es menos probable que los trabajadores de apoyo a la discapacidad consideren la angustia real o la impotencia que hace que los hombres se revelen.
2- Los hombres necesitan menos asistencia que las mujeres:
Académicas feministas como Michelle Fine afirman que los hombres discapacitados son privilegiados por el patriarcado, mientras las mujeres discapacitadas son doblemente desfavorecidas por el mismo, como si el “patriarcado” facilita subir escaleras en silla de ruedas.
El sociólogo Tom Shakespeare al respecto comenta que la práctica de los estereotipos de género oscurecen la unicidad del individuo y afirma que la identidad de género de las personas con discapacidad es más variada y más compleja que esta visión estereotipada e indica algunas mujeres se sienten liberadas de las expectativas sociales como resultado de una discapacidad y algunos hombres se sienten doblemente inferiores.
Los privilegios ginocéntricos históricamente otorgados a las mujeres aún no han entrado en el discurso como ser beneficiarias de los gastos de subsistencia derivados del trabajo masculino o recibir una mayor protección en general y esto se subraya aún más en frases como “damas primero”, “niñas antes que niños”, que son códigos de comportamiento caballeroso que colocan a los hombres con discapacidad en segundo lugar por su sexo.
3- Las necesidades sexuales masculinas son socialmente inaceptables.
El activista por los derechos de los hombres Peter Wright realiza el siguiente análisis sobre la cuestión:
Los deseos sexuales masculinos son asquerosos y necesitan ser reprimidos o civilizados, así que piense en algunas personas encargadas de apoyar a los hombres con discapacidades. Las narrativas culturales que caracterizan la sexualidad masculina como sucia, violenta y opresiva son claramente tóxicas para la autoimagen masculina. Sin embargo, algunos entre la fuerza laboral mayoritariamente femenina han adoptado esa mentalidad negativa y con ello han creado barreras a los intentos de los hombres de disfrutar de una expresión sexual saludable.
Cuando un hombre discapacitado desea a una mujer, se masturba o decide contratar a una prostituta, todos comportamientos naturales, las trabajadoras de apoyo tienden a ser poco comprensivas creyendo que los deseos sexuales deben ser domesticados a algo más civilizado como a las citas no sexuales y a las relaciones románticas de amor.
Wright, quien trabajó más de 30 años en el campo de la discapacidad analiza que si bien quizás con buenas intenciones, su lectura de tal intervención es que deja de lado muchos aspectos de la naturaleza masculina, especialmente las necesidades sexuales, a favor de temas ginocéntricos cómo llevar regalos, flores o a comer a un restaurante.
Al igual que en la educación escolar, el sector de la discapacidad está generalmente atendido y dirigido por mujeres. Esa dominación garantiza que las opiniones de las mujeres sobre el género gobiernen la prestación de servicios para la mayoría de los hombres discapacitados, y comprensiblemente tienen una apreciación más empática de las preocupaciones de las mujeres.
La existencia de prejuicios femeninos en el sector de la discapacidad se puede enfatizar de la siguiente manera: muchas mujeres poseen una comprensión inadecuada de las experiencias y preocupaciones de los hombres con discapacidad.
Es decir que aquellas que brindan la mayoría de los servicios de primera línea, tienden a confiar en los estereotipos masculinos para guiar su comprensión de los pacientes, imponiendo las imágenes habituales de los hombres como utilitarios, rudos, insensibles, obsesionados con el deporte y con el sexo, etc. Esa visión carece de un conocimiento más profundo de los hombres en general, está en desacuerdo con la individualidad de los hombres específicamente y tiende a dictar el tono de atención solo para un sector.
Pero para ser justos, no dudamos en admitir la existencia de excelentes trabajadoras en discapacidad que entienden los hombres y brindan un apoyo de muy alta calidad, pero estas son más a menudo la excepción que la regla
Marginar los problemas de los hombres discapacitados al servicio de un enfoque unilateral de género en última instancia socava el buen trabajo del movimiento por los derechos de las personas con discapacidad durante los últimos 50 años. Cambia el enfoque de un movimiento humanitario a uno mayoritariamente sexista desde dentro de su propia cultura.
Referencias:
https://fundacionadecco.org/azimut/contratar-personas-con-discapacidad-es-rentable-justo-y-responsable/?fbclid=IwAR0iPL1qr9naZmdWfhhwvAhn_VKvncn3_mjbzVV-dBfn7AyUX9M8htPrDGk
https://www.elliberal.cat/2020/12/04/no-me-he-sentido-tan-discriminado-en-mi-vida-irene-montero-y-pablo-iglesias-la-lian-en-twitter/
https://okdiario.com/espana/pedro-sanchez-ayudas-mujeres-discapacidad-hombres-3451674
https://elpais.com/espana/2020-06-19/la-juez-envia-a-prision-a-una-mujer-por-el-asesinato-de-su-marido-discapacitado-en-valencia.html
http://varonesunidos.com/familia-y-relaciones/la-violencia-hembrista-contra-el-varon-a-lo-largo-de-la-historia-desde-socrates-hasta-johnny-depp-lua/
Peter Wright, A male-centered approach to disability – Part 2: Institutional gynocentrism – A Voice for Men (julio 2015)
Peter Wright, A male-centered approach to disability – Part 1: Supercrip – A Voice for Men (julio 2015)
Mitra, Monika, Vera E. Mouradian, and Marci Diamond. Sexual Violence Victimization Against Men with Disabilities, American Journal of Preventive Medicine (2011)
Harrell, E., Rand, M., Crime Against People with Disabilities, U.S. Department of Justice (2008)
Michelle Fine, ‘Disabled women: Sexism Without the Pedestal’ Journal of Sociology and Social Welfare (1977)
Tom Shakespeare, ‘When is a man not a man? When he’s disabled,’ in Working with Men for Change, p.49 (1999)