En cada separación familiar hay un enfrentamiento entre lo femenino y lo masculino. Aunque se dan cada vez más casos que las madres atentan contra la vida de sus hijos, los fanático y hater no dejan de apuntar al varón con comentarios del estilo de “la violencia tiene un género muy específico, el masculino”.
Sin la necesidad de llegar a un grado extremo, cada separación tiene el sufrimiento primario de los hijos al quedar como rehenes de la madre en medio de una disputa que, primeramente, tiene un fin económico. Todo parece indicar que el padre debe, aún cuando también sufra por la situación, dar un paso al costado y mostrar serenidad.
Cuando una madre comete filicidio se buscan las diferentes causas y una defensa de su acto, caso contrario, si es un padre quien atenta contra la vida de sus hijos, allí el escarnio y la figura de violencia de género y machismo aparece sin que nada pueda explicar la situación.
La justicia, en caso de separación, no trabaja en una relación equilibrada de los niños con sus padres. Por el contrario, los menores suelen ser entregados a un único progenitor, allí la madre cuenta con todas las ventajas. En este punto el padre solo puede ver a sus hijos unas pocas horas semanales. Toda separación favorece a uno solo de los padres, el cual se queda con los niños y los mejores beneficios económicos.
Fuente: Il Corriere Nazionale