En las pasadas elecciones llevadas a cabo en Corea del Sur, el triunfo del Partido del Poder Popular (PPP) fue un claro mensaje al antifeminismo. Yoon Suk-yeol se impuso como parte de tomar el descontento de la sociedad surcoreana por las percepciones de discriminación de género y la necesidad de un plan para castigar a quienes hacen denuncias falsas.
Moon Jae-in había llegado a la presidencia en 2017 con un discurso de igualdad de género y el movimiento #MeToo como aliado. Todo el auge feminista terminó cayendo por el propio peso de sus mentiras. Lee Jun-seok, presidente del PPP, terminó describiendo al feminismo de Moo como una “tendencia totalitaria”.
La sesgada ideología de género, llevada adelante con el Ministerio de Igualdad de Género y Familia, no fue más que una persecución estatal contra los varones. La reacción social antifeminista coincide con un ingreso masivo de la mujer al mercado laboral, que se dio simultáneamente con el crecimiento de las denuncias de acoso en el trabajo. Sin embargo, la noción de falsedad de estos temas llevaron a la sociedad surcoreana a retomar una senda más conservadora o de tradición familiar.
Fuente: The Diplomat