La teoría crítica es la metodología que utiliza el neomarxismo para convertir a la academia, a las universidades, en aparatos de desmoralización y desestabilización de occidente, reclutándolas para llevar adelante una crítica injusta y descontextualizada, sin reconocimiento alguno a (y esforzándose para ocultar) los aspectos positivos de la cultura occidental.
La teoría crítica se basa en gran medida en la noción de ideología de Karl Marx. Según Marx, como la burguesía controlaba los medios de producción, también controla la cultura. En consecuencia, las leyes, creencias y moralidad de la sociedad, según Marx, son un mero aparato para defender los intereses de la clase dominante.
Curiosamente, la nueva burguesía neomarxista, enquistada en las burocracias estatales y supraestatales (organismos internacionales), no resistiría ningún análisis desde este punto de vista, puesto que queda en evidencia constantemente su intento de demoler la cultura (que no, marx no es meramente una fabricación política burguesa) y reemplazarla con un aparato de adoctrinamiento neomarxista propio, análogo al que criticaban a la burguesía del siglo XIX.