Benito Pérez Galdós describe un espacio segregado por sexo

En la novela La Corte de Carlos IV del mencionado autor, refiere los beneficios y problemas que a sus ojos tiene la segregación por sexo en los camarines de los teatros.

«Ustedes creerán que el aspecto interior de los teatros de aquel tiempo se parece algo al de nuestros modernos coliseos. Qué error tan grande.

En el elevado recinto donde el poeta había fijado los reales de su tumultuoso batallón, existía un compartimento que separaba los dos sexos y de seguro el sabio legislador que tal cosa ordenó en los pasados siglos, se frotaría con satisfacción las manos y daríase un golpe en la augusta frente creyendo adelantar gran paso en la senda de la armonía entre hombres y mujeres.

Por el contrario, la separación avivaba en hembras y varones el natural anhelo de entablar conversación, y lo que la proximidad hubiera permitido en voz baja, la pérfida distancia lo autorizaba en destempladas voces.

Así es que entre uno y otro hemisferio se cruzaban palabras cariñosas o burlonas o soeces; observaciones que hacían destornillar de risa a todo el ilustre concurso. Preguntas que se contestaban con juramentos y agudezas cuya malicia consistía en ser dichas a gritos.

Frecuentemente de las palabras se pasaba a las obras y algunas andanadas de castañas, avellanas o cáscaras de naranjas cruzaban de polo a polo arrojadas por diestra mano. Ejercicio que si interrumpía la función, en cambio regocijaba mucho a entre ambas partes».

 

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