«La cosa es que las chicas creen que se pueden vestir como Madonna (en los 80) para ir por una calle oscura en mitad de la noche y que no les va a pasar nada. Y tienen perfecto derecho a creerlo, pero yo les advierto que si lo hacen tienen que estar preparadas para todos los peligros a los que puedan enfrentarse. Entre ellos, los que representan unos pocos hombres que no sólo son abusivos sino psicóticos.
El sexo se ha hecho demasiado banal… Creo que hace falta una reasignación de la sociedad contemporánea para que hombres y mujeres vuelvan a valorar los códigos del cortejo. Los hombres y las mujeres ven el sexo de manera diferente. Y éste es otro error del feminismo. Ha abandonado la biología y dice que no hay diferencias entre sexos.
Es mentira que el género sea totalmente una construcción social porque, como expliqué en ‘Sexual Personae’, se trata más bien de una intersección entre la cultura y la naturaleza.
Ahora hay una crisis de roles de género y un debate centrado únicamente en las necesidades de las mujeres. Mientras, a los hombres se los retrata como violadores, criminales y todo lo masculino se desprestigia. Hasta llegan a decir que los hombres son mujeres incompletas. ¡El feminismo ha conseguido envenenar la atmósfera cultural con su aversión a lo masculino! Claro, los muchachos ven esto como algo terrible y yo lo siento mucho por ellos. Atravesamos un periodo de caos.
En mi libro ‘Sexual personae’ escribí que si la civilización hubiera quedado en manos de las mujeres seguiríamos viviendo en la cueva. Lo que yo quería decir es que las grandes estructuras fueron producto de los hombres. Y luego hubo mujeres que crearon a partir de esas estructuras. Los grandes proyectos de irrigación de Mesopotamia y las pirámides de Egipto fueron idea de los hombres. ¿Por qué? Porque los hombres son capaces de matarse a sí mismos y a otros para llevar a cabo sus proyectos. O sus experimentos. Siempre tratan de ir más allá del conformismo, de la cueva en la que estaban las mujeres.
El heteropatriarcado no existe. Es una estupidez que descalifica cualquier análisis. En Occidente, las mujeres no viven en ningún patriarcado.
En las sociedades agrarias, más familiares, los hombres miraban a las mujeres más como sus iguales porque hacían mucho trabajo físico.»
Camille Paglia.