La relación entre los pechos femeninos y la sexualidad es un tema de debate constante en la sociedad contemporánea. La reciente discusión en Twitter entre Sarah Belén y Carlos Argaber ha arrojado luz sobre esta cuestión y nos invita a considerar diferentes perspectivas sobre el asunto. ¿Son los pechos simplemente un «trozo de carne», como a veces se les describe, o tienen una función erótica innata?
La función erótica de los pechos
Carlos Argaber argumenta que los pechos femeninos sí tienen una función erótica innata, señalando que en sociedades de subsistencia, donde las mujeres no cubren sus pechos, estos pueden despertar interés sexual. Además, menciona que en algunas culturas primitivas, como la samburu, yanomami y himba, los pechos son estimulados durante los juegos previos al sexo.
Un estudio mencionado por Argaber también sugiere que la estimulación de los pezones de las mujeres activa áreas del cerebro vinculadas a la satisfacción sexual, lo que respalda la idea de que los pechos desempeñan un papel importante en la experiencia sexual femenina.
Argaber también plantea que la función erótica de los pechos podría ser una consecuencia de la evolución humana. Argumenta que a medida que los humanos adoptaron la marcha erguida, las señales sexuales se trasladaron desde el trasero hacia los pechos, lo que los convirtió en un indicador de la edad reproductiva y el sexo de una mujer.
Los argumentos en contra
Por otro lado, Sarah Belén sostiene que los pechos no tienen una función erótica innata y que cualquier connotación sexual que tengan es el resultado de «la cultura y la sociedad», en un claro despliegue de construccionismo social.
Polemizar con alguien que se atrinchera en la idea de que nada existe per se sino que todo es una «construcción social» es ridículo y vergonzoso. Esta posición en definitiva no constituye otra cosa que una tomada de pelo al interlocutor y una estrategia de sabotaje al pensamiento.