Es lamentable tener que recordárselo a muchos, entre ellos a practicamente todas nuestras feministas latinoamericanas, pero lo que se conmemora hoy es el descubrimiento de América, no la conquista. Culpar a Colón de que la monarquía española trató de forma inhumana a los indios, es como culpar a Newton por los muertos por la artillería Napoleónica, o a Einstein de las víctimas de la bomba atómica.
Por otro lado hay muchos que piensan, desde la ignorancia o la conveniencia política que los Españoles de la conquista fueron inusualmente crueles, cuando la crueldad era moneda corriente en la época tanto del lado Español como del lado de algunos pueblos indígenas, cuyas mutilaciones, torturas y sangrientos sacrificios humanos están más que bien documentados para todo el que los quiera consultar.
Recomiendo a quienes deseen conocer un poco más sobre la era de los descubrimientos Naufragios de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca (disponible en forma gratuita en este enlace), donde queda patente la valentía de quienes tuvieron a cargo los descubrimientos y los peligros a los que se enfrentaban, así como también la heterogeneidad de los pueblos indígenas de américa.
Esta lectura simplista, condescendiente – e inadvertidamente racista – que se repite acríticamente, propuesta por la izquierda latinoamericana del siglo pasado para potenciar su relato anti-imperialista, pone a todos los indígenas en la misma bolsa y los considera infantiles e indefensos, algo que no le hace ninguna justicia a la verdadera y riquísima historia de la variedad de pueblos indígenas latinoamericanos, con su multiplicidad de culturas e incontables diferencias que se han intentado borrar por conveniencia política de un plumazo.
Tanto descendientes de indígenas como de europeos y todos los que lo somos de ambos, deberíamos ser libres de sentirnos orgullosos de nuestras raíces y nuestra historia, sin culpas ni traumas.