En su discurso de asunción, el ya presidente de Estados Unidos prometió «erradicar el terrorismo islámico de la faz de la tierra» reafirmando así su compromiso de campaña de luchar contra el terrorismo basado en el fundamentalismo religioso islámico.
Realineamiento geopolítico
La promesa de Trump gana legitimidad al tomar en cuenta que el posicionamiento geopolítico estadounidense durante la era Obama tenía a Arabia Saudita y al ISIS (correligionarios wahhabistas de los saudíes y financiados por estos) como aliados en contra de Rusia e Irán en el conflicto Sirio. Asimismo, el propio gobierno de Obama a través de los dichos de John Kerry, ha admitido financiar a Al-Qaeda en Siria, con el objetivo de derrocar al gobierno de Bahar Al-Assad, respaldado por Rusia e Irán.
Proyecciones a futuro
El restablecimiento de relaciones amistosas entre Rusia y Estados Unidos, que traería el gobierno de Trump, dejaría estas alianzas obsoletas y empujaría a lo que queda del neomarxismo en la Unión Europea a una alianza aún más cercana con las monarquías del golfo y los territorios controlados por el fundamentalismo islámico en Africa y Medio Oriente.