Luego de conocerse los resultados de la elección que traen como consecuencia la independización de Gran Bretaña de la Unión Europea, comenzó una fuerte campaña en los medios internacionales para desprestigiar a quienes lograron la independencia – tildándolos de «ancianos» y «neonazis» – y a Gran Bretaña en general – tildando a su población de ignorante -, pero estas visiones dejan de lado algunos puntos claves para entender por qué Gran Bretaña decidió escindirse del bloque regional y quiénes fueron los principales impulsores de este reclamo por una mayor autonomía.
1 – Viejos Vs. Jóvenes
A horas de conocerse el resultado de la elección, varios medios internacionales publicaron gráficas indicando que el Leave ganó principalmente con los votos de «ancianos», con una clara intención de estigmatizar como una «cosa de viejos» a esa corriente de opinión.
Pero si vemos los datos con atención, se puede ver claramente, que la cantidad de apoyo por el leave no se dispara entre los jubilados, sino que va aumentando de forma estable con la edad. Los jóvenes de 30 a 40, fueron tanto más proclives a irse de la UE, respecto a la década inferior, como los de 40 a 50 respecto a ellos. Por lo que más que tratarse de una opinión propia de los jubilados, se trata de una opinión que va haciéndose preponderante cuanto mayor es la experiencia de vida del votante. Sea este jóven o viejo.
2. Ricos Vs. Pobres
Ahora, una de las demografías que recibieron menor atención a la hora de explicar el voto del #Brexit ha sido el nivel socio-económico. Como podemos ver en esta gráfica, el apoyo por independizarse de la Unión Europea ha sido mucho mayor entre los sectores de menores ingresos.
Lo más llamativo de esto, es que la clase trabajadora ha votado fuertemente en contra de lo que los partidos de izquierda ( que tradicionalmente se concebían como los defensores de esa clase ) recomendaron en una fuerte campaña para que el Reino Unido permaneciera en la Unión Europea.
La izquierda neomarxista abandonó a la clase trabajadora.
Una de las razones que explican esto, puede encontrarse en los cambios que sufrió la izquierda en los últimos años y en el reemplazo del marxismo clásico, por lo que aquí llamamos «neomarxismo» o en otras partes se denomina «marxismo cultural».
Este cambio implicó un abandono de la clase trabajadora por el compilado de «minorías»: «Mujeres, Homosexuales, Inmigrantes y Etnias minoritarias» que hace al marxismo cultural mucho más vendible entre las clases altas – motivadas por la culpa y apreciadoras del exotismo – pero que entre las clases media y baja se interpreta – y bien – como una traición a sus intereses.
Este fenómeno, me inclino a argumentar, es también lo que está impulsando el surgimiento de los movimientos populares nacionalistas en Occidente: Trump (USA), Le Pen (Francia), AFD (Alemania).
Al tratar despectivamente a estos movimientos como inspirados en el machismo, la misoginia, la xenofobia y el racismo, la izquierda neomarxista cae en la trampa de su propia retórica. Cuando debería reflexionar si al abandonar a la clase trabajadora, travistiéndose para seducir a la burguesía, no terminó siendo ella la seducida, traicionando su propia esencia en el proceso.