En charla con Carl Benjamin, el popular Youtuber y analista político sueco apodado Angry Foreigner, analizó la situación política de Suecia previo a las elecciones que se aproximan en el país nórdico.
Según Foreigner, el feminismo en Suecia ha perdido todo rastro de legitimidad. Hasta los partidos de izquierda están intentando desmarcarse de los postulados del feminismo radical y la política migratoria hembrista, de fronteras abiertas, que viene asociada a éste. Las causas son múltiples y *diversas*:
El fracaso definitivo de las «cuotas» y la bancarrota intelectual de los «estudios de género»
Se destaca por un lado el desgaste del relato feminista frente a décadas de evidencia en contradicción con sus postulados. Las políticas de promoción de la «igualdad de género» no han logrado más que despilfarrar dineros públicos, al ignorar anti-científicamente desde las «ciencias» sociales y «estudios de género» el origen biológico de gran parte de las diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres.
Un ejemplo del fracaso de estas políticas ocurrió en los programas orientados a eliminar la diferencia de representación en ingeniería y ciencias. Estos generaron el efecto contrario al buscado, porque al estar las mujeres más libres de elegir sus carreras, se concentran en las que les parecen más atractivas, en general, lejos de la ciencia y la tecnología.
La migración masiva, la corrupción moral y el comportamiento degenerado de las feministas empoderadas.
Uno de los aspectos más oscuros y reveladores de las razones de la caída en popularidad del feminismo en Suecia, es la curiosa relación entre el feminismo y las políticas migratorias de fronteras abiertas que tanto sufrimiento han causado en Europa.
El feminismo político Sueco, como los del resto de occidente ha sido un ferviente promotor de la migración masiva. La razón para esto podría encontrarse a priori en preocupaciones de corte idealista, pero al avanzar el proceso migratorio en Suecia, quedó en evidencia una motivación oculta y perversa para el apoyo a esta política.
La migración masiva y la corrupción sexual del feminismo sueco
Los «refugiados» son en más de un 70% hombres adultos jóvenes que no provienen de zonas en conflicto y migran para obtener beneficios sociales pagos por la población local contribuyente. La mayoría (3/4) de los anotados como «niños refugiados» son en realidad adultos, asistidos por feministas y activistas de fronteras abiertas, para pasar como niños y obtener así más beneficios sociales, a la vez que contribuyen a enmascarar el hecho de que no se trata de refugiados reales (principalemente mujeres, ancianos y niños) sino de una migración oportunista y parasítica.
Foreigner cita múltiples casos de feministas a cargo de hogares para estos «niños refugiados» que mantenían relaciones sexuales regularmente con los internos, llegando al extremo de defender a sus «machetes» en desmedro una chica de 14 años que fue violada por uno de ellos.
Otro caso notorio, fue el de una madre soltera de 45 años que comenzó una relación sexual con un migrante afgano de 18 años de edad. La mujer lo invitó a su casa y al encontrarse con que su amante abusó de su hija de 12 años, pretendió ocultar el abuso sexual para que el afgano no fuera deportado.
Otro caso, institucionalizado, de esta tendencia feminista a defender al «machete» extranjero antes que a la mujer local, fue la actitud que tomó el Partido Feminista de Suecia, que frente al caso de una chica en silla de ruedas que fue violada en grupo por migrantes, realizó una manifestación no en repudio a los violadores sino en defensa de ellos y en repudio a la víctima por «estigmatizarlos».
Feminismo y traición sexual
Como estos casos hay decenas, que develan un patrón de conducta sexual femenino en el que la mujer rechaza al hombre «propio», al considerarlo indigno de sí, se vuelve sexualmente reprimida hacia éste, y busca (consciente o inconscientemente) la satisfacción sexual en oposición a ese hombre.
Este patrón que podríamos denominar como traición sexual, no necesita del feminismo para existir, sino que parece estar latente en la psicología femenina, activándose cuando las condiciones están dadas. En general, cuando existe un desprecio social desde su grupo de filiación hacia el varón «propio» (misandria).
Pero aunque el feminismo no crea este patrón, le da una expresión social y política particularmente nociva. Ésta no solamente afecta a los hombres locales sino a las mujeres no-feministas que sin impulsar ninguno de estos disparates, pagan el costo más terrible, siendo víctimas de una epidemia de acoso y agresiones sexuales.
En Uruguay mismo, casos como éste que hoy trascendió, podrían estar mediados por este mismo patrón, teniendo en cuenta que los efectivos policiales respecto a los delincuentes se encuentran en una posición de sujeción análoga a en la que se encuentran los hombres suecos respecto a la población migrante.
Efectos en la política sueca
La exposición pública de estos patrones de conducta en el feminismo, y la profunda hipocresía que estos develan, han contribuido a sellar el destino del movimiento feminista en Suecia, entrando en un marcado declive. Foreigner estima que Partido Feminista podría no alcanzar una sola banca en el parlamento y un giro de todo el espectro político hacia «la derecha», que en Suecia está conformada por partidos de centro.