De los creadores del «Día Internacional de la niña», próximamente se presentará el «Día Internacional del Feto de sexo femenino»
¡No se lo pierda! ¡Grandes regalos! ¡Reconocimientos! ¡Traiga su problema de género y llévese tres derechos nuevos total-mente-gratis! ¡Satisfacción garantizada, o le damos más y más derechos!
Mientras tanto, a lo largo y ancho del planeta, miles de niños varones son raptados para que sirvan como niños-soldado, o vendidos como mano de obra esclava, o condenados a morir de hambre o enfermedad, etc.
Pero ¿acaso hay que comparar quienes sufren más, si niños o niñas? ¿Es mejor ser un niño soldado, o la niña-esposa de un matrimonio arreglado con un tipo que la supera por cinco veces en la edad? ¿Es peor ser un niño que trabaja en una mina o en una plantación, o ser una niña que es vendida como juguete sexual de quien quiera pagarla?
La verdad es que no importa el tipo de tortura o privación a la que se someta a una persona menor de edad, o la intensidad del castigo, o su género. No se puede caer tan bajo como para hacer una distinción de ese tipo.
Pero bueno, sos un gobernante «progre» y legislás para el orto, o sos un/una dirigente que lucha por la «inclusión y la equidad de derechos» (sobre todo cuando contemplan solo los intereses de tu colectivo), y hacés todo lo «políticamente correcto», y bla bla bla…
Mientras tanto, del otro lado del charco están las feministas «empoderadas y combativas», mostrando las tetas y apedreando o quemando todo lo que se les cruce, y pintando consignas violentas, o invadiendo iglesias y universidades.
Claro que ésto no es un invento argento; es una nueva ola que se está imponiendo por todos lados, sobre todo en los países desarrollados y progres.
Pero ¿alguien es tan gil como para creer que en Uruguay no se está yendo por el mismo camino? Basta con ver como se multiplican las políticas «inclusivas», de «equidad», para «todos y todas», creando delitos exclusivos para hombres (que – curiosamente – también cometen las mujeres, pero que son contempladas de manera mucho más laxa, y hasta justificadas), y tratando a las mujeres y niñas como animalitos en peligro de extinción, y a los hombres como potenciales asesinos, golpeadores y violadores.
Consignas de mierda y políticas de mierda solo contribuyen a crear una convivencia de mierda y una sociedad con más desigualdad y enfrentamiento, donde aumenta la desconfianza y la desunión; no importa cuántos reconocimientos y derechos se vayan inventando por ahí.