En una nueva columna en Prensa Republicana, el intelectual Argentino recorrió los daños que la asonada feminista causó a la ciudad de Rosario y a varias personas que fueron atacada por la turba neomarxista. En palabras de Agustín:
«La historia no podía terminar de otra manera. Se trata, en efecto, de lo que ocurre año tras año con el Encuentro Nacional de Mujeres: ciudades destruidas, propiedad pública y privada estropeada, y hombres y mujeres agredidos por estas militantes feministas que, cubiertas por la hegemonía de un discurso ideológico que las coloca en el inamovible lugar de “víctimas”, se autolegitiman para hacer de la violencia el núcleo de su praxis política por donde pasan.
Pareciera, pues, que debemos pedir permiso para efectuar una crítica severa, como la que realmente hace falta, contra estos sectores políticos radicalizados. ¿Los dictámenes de la corrección política nos habilitan a hacer un juicio crítico para con ellos? Difícilmente; pero en el contexto actual, es necesario subvertir los límites del correctivismo político, siempre bien dispuestos a señalar a quién se debe criticar y a quién no.
La postal de la ciudad de Rosario tras las marchas del Encuentro Nacional de Mujeres es francamente patética. Los destrozos más importantes se dieron en el centro. Paredes de edificios públicos y privados completamente arruinadas por las violentas pintadas de estos grupos: “Abortá al macho”, “Machete al machote”, “Muerte al macho”, “Muerte a la yuta”, “Somos malas podemos ser peores”, “Soy feminazi”, “Abortá la heterosexualidad”, “La Virgen María quería abortar”, “Jesús no existe, María abortó”, son algunos ejemplos. A eso hay que agregar vidrios reventados por doquier, varias Iglesias atacadas, incendios con bombas molotov y, a esta altura ya un clásico: excremento humano utilizado a los efectos de ensuciar la ciudad…» – Agustín Laje