Ya habíamos hablado de Candace Owens, ahora conocida como «Redpill Black» en Varones Unidos, cuando lanzó su proyecto para crear una aplicación que permitiría «fichar» a los responsables del ciber-acoso o ciber-bullying.
Zoe Quinn y los ciberacosadores
En aquel momento, en que todavía era feminista y de izquierda, su proyecto nos despertó sospechas de que pudiera ser utilizado para generar «listas negras» de usuarios «políticamente incorrectos», pero no fuimos los únicos que nos preocupamos. Curiosamente, las «víctimas» profesionales del ciber-acoso, también se sintieron perturbadas por el asunto. En particular Zoe Quinn se preocupó aún más por el prospecto de que la identidad de los ciber-acosadores (de los que alega ser víctima) pudiera quedar al descubierto.
En una reciente entrevista con Dave Rubin (en inglés), Candace comenta que Quinn la llamó personalmente y en llanto le reclamó que diera de baja el proyecto o «los trolls de 4chan» le harían la vida imposible. Ante la negativa de Candace, y apenas 2 horas después de cortar la llamada, sus cuentas en las redes sociales y su proyecto en Kickstarter comenzaron a ser bombardeados con mensajes racistas desde cuentas truchas que parecían simular el estereotipo de «hombre blanco pro-trump» que la izquierda tiene de los usuarios de 4chan.
Fake trolls y el ciberacoso de falsa bandera
La sospecha que sobrevuela la situación es que Quinn esté vinculada a un ejercito de «fake-trolls», un conjunto de identidades digitales truchas manejadas por una agencia de inteligencia o comité de campaña, por ejemplo, y que son utilizadas para conducir ataques racistas de falsa bandera, simulando ser cuentas de «trolls» políticamente incorrectos o simpatizantes de Donald Trump.
Matones mediáticos
Luego de comenzar estos ataques, Candace denuncia en Twitter que Quinn «nunca fué víctima de ciber-acoso, ella es la que está acosando». Como era de esperarse, el peso de la hegemonía cayó sobre ella. De repente, todos los grandes medios estadounidenses querían hablar con ella. En principio pensó que se trataba de algo bueno, que ganaría notoriedad, pero luego se apercibió de que estos «periodistas» (o «matones mediáticos», como los llama ahora) no pretendían reflejar la realidad sobre su situación sino represtarla de una forma que defendiera el «claim» de Zoe Quinn de ser victima de acoso, a la vez que «bajar de un hondazo» a su proyecto.
Poco después, Kickstarter bajó de la plataforma su proyecto sin darle explicaciones.