El denominado movimiento feminista cada vez busca abarcar más lugares en su competencia con el varón y el llamado patriarcado, uno de estos sitios abordados es la tan vilipendiada cocina, por entender que era un lugar que la sociedad y la masculinidad le habría asignado a las mujeres.
El feminismo busca imponer la palabra “cheffe” como una versión femenina del clásico “chef”, en un claro intento de remarcar la presencia de mujeres en la alta cocina, particularmente la de origen francesa. Aunque paradójicamente son muy pocas las mujeres que han alcanzado los estándares para ser catalogadas como una de las grandes cocineras de la actualidad.
Esa idea de ser un ámbito «de varones» despertó en el movimiento feminista la necesidad de irrumpir y buscar introducir más mujeres en la alta cocina y, como no ha podido de momento, planea contentarse al menos con imponer una terminología propia a través de los medios internacionales, un ámbito afín al feminismo neomarxista, un movimiento que busca alcanzar sus logros por la fuerza antes que el esfuerzo o el destaque.
Un ejemplo del peso o miedo al movimiento feminista y su lobby es la incorporación de la palabra “cheffes” en la última Guía Michelin, para designar a las mujeres cocineras que integran su lista de cocineros internacionales. El término existente desde mediados del siglo XIX está intentando ser desempolvado por el movimiento que pretende imponerlo institucionalmente a todo Occidente.
Fuente: Cucinare