La violencia contra el varón, una realidad silenciada e invicibilizada

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Esta es la otra cara de la «violencia de género«, la que no nos muestran los informativos de alcance nacional, la que casi no se ve porque así les interesa a quienes crean las normas para informar sobre la «violencia de género«. No, las vidas de los hombres no importan, ellos son ciudadanos de segunda, o «algo habrían hecho».

La violencia de género contiene una gran mentira en su planteamiento: La de que por definición sólo el hombre puede ser violento hacia la mujer, unida a la concepción «oculta» de que si una mujer agrede a un hombre lo hace en defensa ante una situación de abuso y dominación por parte del hombre. No se habla para nada de que las cosas pueden ser a la inversa.

Observamos una escena en la que el marido maltrata a la mujer: sentimos indignación, nos incomoda, lo desaprobamos y criticamos. Observamos otra escena en donde la mujer es la que maltrata al marido: nos causa gracia, nos reímos y lo aprobamos porque  pensamos que el “débil”  está venciendo al “fuerte”. Sin embargo, no nos damos cuenta de que en ambas escenas, se está ejerciendo violencia. Ejemplo de ello lo tenemos en innumerables publicidades, telenovelas, películas y programas cómicos (como el chavo del 8 cuando doña Florinda le pega a don Ramón).

El hombre también puede ser agredido física, psicológica, emocional, económica  y hasta sexualmente. Los estereotipos rígidos del varón con lo que se espera de él como “macho” o el temor a las burlas hacen que trate de esconder el problema Y NO DENUNCIE EL MALTRATO.

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La idea resulta extraña. ¿Cómo es posible que un hombre pueda ser golpeado por una mujer sobre la que tiene una superioridad física? La respuesta viene de la mano de la psicóloga Adriana Silva, asesora consultora en violencia familiar e institucional, la especialista señaló: «Nosotros asumimos que porque el hombre es más fuerte debería poder defenderse más fácil. La realidad es que la fortaleza física, si no va acompañada de una cierta fuerza emocional, no funciona. La incapacidad es exactamente la misma que tiene la mujer. El hombre no puede reaccionar porque su autoestima está bajísima«.

En este sentido, Silva consideró que en la falta de reacción del varón ante la agresión de su pareja intervienen también valores culturales relacionados con el mundo masculino como la «prohibición» de levantarle la mano a una mujer; la obligación de protegerla o el temor a lastimarla.

La licenciada en psicología Paula Balmaceda afirmó, acá no solo hay debilidad física, sino psicológica. La mujer sabe que el hombre no la va a denunciar por vergüenza y se aprovecha de eso. La violencia que ejercen las mujeres hacia los hombres tiene que ver más con la manipulación, con el insulto, con decirles no vas a volver a ver a tus hijos por ejemplo. Hay casos en donde la mujer gana más, o el hombre no tiene trabajo y utiliza esa realidad para ejercer violencia.

Liliana González, abogada especialista en derecho penal y violencia familiar y presidente del Centro de Prevención y Asistencia de la Violencia Familiar (CEPREVI) declaró: «Este es un tema que falta visibilizar. Te tildan de machista y no es así, la Justicia tiene que respetar a todos por igual«. Si bien dijo que «es innegable que hay una mayor cantidad de mujeres que sufren violencia física y hasta son asesinadas«, señaló que «las mujeres también matan, pero cuando se trata de un hombre la Justicia minimiza la situación y no se mueve». «Parece políticamente incorrecto decir que una mujer asesina y mata. Acá hay una discriminación absolutamente contra el hombre«, denunció González.

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En cuanto al accionar de las mujeres en hechos de violencia, precisó que «no buscan armas sino que utilizan elementos a mano como cuchillos o tijeras, llegando en algunos casos a usar medios como el veneno«.

La mujer es más astuta y utiliza otros métodos. Con una denuncia, por más que sea falsa, puede excluir de la casa al hombre y obligarlo a alquilar. También quitarle a los hijos, a los cuales puede dejar de ver o con un régimen de visitas muy acotado, teniendo de por vida una pelea incesante.

Incluso, habló de falta de responsabilidad en algunas madres: «Les dicen a sus hijos que el padre no pasa plata para los alimentos, que la golpeaba cuando estaba en la panza, que nunca los quiso y hasta que querían que la abortara. Muchas veces los chicos quedan con la falsa imagen de un monstruo y no quieren ver a sus padres, que realmente tienen muchas ganas de verlos«. Así, muchos de estos casos finalizan de la peor manera. «Terminan bloqueados, cercados y los padres se rinden. Llegan a decir ‘no quiero ver más a mis hijos, gasté el dinero que tenía en abogados, en psicólogos, no pude formar una nueva familia, vivo solo‘. Y dicen basta. Se suicidan o terminan como despojos humanos«, graficó la titular del CEPREVI.

Para finalizar se puede concluir diciendo que la violencia contra el hombre si existe, pero es invisibilizada por los medios de comunicación, no hay instituciones que se preocupen por el tema y por lo tanto no se puede disponer de cifras oficiales sobre la misma.

Con esto no se quiere quitarle relevancia a la violencia que sufren las mujeres ejercida por bestias que se dicen hombres, sino que busca empezar a ver una situación mucho más completa de la que presenta una visión que recorta la realidad social por los bordes del género.

Fuentes: Misiones OnlineLa NaciónDiario Popular

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