Tres Arroyos no es mi ciudad natal pero fue ahí donde yo crecí, tengo incontables buenos recuerdos vividos allí y la fiesta provincial del trigo es de los mejores ya que es una de nuestras tradiciones más antiguas. Les cuento esto porque espero que entiendan el trago amargo que me llevé al enterarme de que uno de los principales eventos de la fiesta fue cancelado.
Vanesa Borda, secretaria del Concejo Deliberante y habitual encargada de este evento, explicó:
El evento está atravesado por un cambio de paradigma en la consideración de los derechos de la mujer. Este no es un cambio más, fue cuidadosamente discutido, y si bien hay coincidencia en que es una parte importante de la Fiesta, y que responde a lo tradicional, no es la primera vez que se evalúa. Hay una nueva tendencia en la consideración de los derechos de la mujer, y de lo que significan estos derechos, que no son nuevos, siempre existieron, pero hoy tienen otra visibilización y otra consagración en el cuerpo de la ley de Protección de Derechos de la Mujer, sobre la que el Estado Nacional ha venido trabajando, con efectos sobre la sociedad, y ahora también sobre los gobiernos municipales, que son los más cercanos a la gente y que van comprendiendo, asumiendo y evolucionando en lo que la sociedad reclama. – Vanesa Borda
¿Qué derechos viola o de que forma oprimen las elecciones de reinas a las mujeres?
No tengo idea, pero como sabemos, los desfiles y concursos de belleza son uno de los múltiples blancos culturales del feminismo con el objetivo de eliminar eventos que “promueven la sexualizacion o cosificación de la figura femenina”, y de proteger a las mujeres de “estándares de belleza violentos y machistas” estos han sido constantemente clasificados como discriminatorios, sexistas, gordofobicos, promotores de la pedofilia, etc. Hoy el feminismo neomarxista disfruta su victoria, la elección de la reina nacional del trigo ha sido cancelada. Nos hemos quedado sin reinas.
Es realmente increíble que se salieran con la suya en esto, la doble moral feminista prevalece en la eterna disputa de la cosificación femenina, un pequeño paso más adelante, en aras de continuar destruyendo los valores y tradiciones occidentales, solo para reescribirlos según dicta el manual de la corrección política.