«Violencia de Género» no es un concepto surgido naturalmente. Es un concepto creado artificialmente por la academia feminista, con el objetivo político-ideológico concreto de culpar a la masculinidad y al sistema «capitalista-heteropatriarcal» en general por todo caso particular de violencia en que el perpetrador sea una varón y la víctima una mujer. El objetivo es, como en otras esferas de la intelectualidad neomarxista, socializar la culpa y señalar como culpable no al criminal, sino a todo el sistema, utilizando esto como herramienta de desestabilización social. El proceso es especialmente efectivo por la mayor reacción emocional que las personas tienen frente a casos de violencia donde la víctima es una mujer. Es decir, se utiliza de forma sistemática a las mujeres víctimas de agresiones o asesinatos con el objetivo político de desestabilizar el sistema republicano.
Una vez creado el concepto, ha sido popularizado mediante las campañas mediáticas implementadas por diversas ONGs e instituciones gubernamentales de la misma filiación ideológica.
Definiciones de Violencia de Género
Las definiciones que el feminismo de género promueve de este concepto son:
- Excesivamente abarcativas – se pueden llegar a aplicar a cualquier caso por lo que no se puede definir objetivamente si algo es VdG o no –
- Discriminatorias – solo contempla el caso en que la victima es mujer -.
Un ejemplo de esto lo tenemos en el recientemente presentado proyecto de Ley Integral de Violencia de Género.
Se entiende por violencia basada en género hacia las mujeres toda conducta, acción u omisión, en el ámbito público o el privado que, sustentada en una relación desigual de poder en base al género, tenga como objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos o las libertades fundamentales de las mujeres
Como puede comprobarse, la definición del concepto está diseñada a propósito para excluir a las víctimas masculinas de todo tipo de amparo. De esta forma el concepto de «violencia de género» es discriminatorio en sí mismo.
Razones políticas para definir vaga y discriminatoriamente este término
El contexto de la victimización femenina
Actualmente la tendencia de la sociedad a interpretar al varón como el más fuerte, el agresor, y a la mujer más débil, como víctima, en todo conflicto intersexual es un hecho indiscutible.
A pesar de que – paradójicamente – lo interpreta como un «rasgo patriarcal»; el feminismo ha abrazado este arquetipo de mujer-víctima / varón-agresor, convirtiéndolo en la fundamentación predilecta para sus reivindicaciones.
Unidireccionalidad
El carácter unidireccional de la definición, se refiere al hecho de que solo esté definida la violencia de género cuando la mujer es la víctima y el varón el victimario.
La unidireccionalidad, garantiza que siempre será el varón el que se siente en el banquillo de los acusados, y le otorga impunidad a la mujer sobre estas cuestiones para que no existan casos de violencia de género hacia varones que puedan desafiar el reforzamiento del arquetipo mujer-víctima en el que se sustenta la capacidad del feminismo para extraer de la sociedad privilegios y atenciones especiales para la mujer.
Vaguedad
Si quisiéramos definir adecuadamente un término para que este sea útil al análisis, trataremos de hacerlo de forma concisa y sin dar lugar a interpretaciones subjetivas. Ahora, las definiciones que el feminismo ha realizado de este término son todo lo contrario. ¿Por qué?
Estas definiciones abiertas, permiten a toda mujer interpretar arbitraria y subjetivamente qué «menoscaba el goce de sus libertades», y qué no, como lo ilustra este episodio.
Se le otorga así a la mujer el poder de definir subjetivamente qué constituye violencia de género hacia ella y qué no, convirtiendo a la necesaria interacción entre el varón y la mujer en una caminata por un campo minado para el varón, puesto que cualquier «conducta, acción u omisión» puede llegar a ser interpretada por la mujer como un acto de violencia, y el varón ser sancionado moral o ahora incluso legalmente.