El realineamiento geopolítico que está sucediendo a consecuencia de la elección de un papa de simpatías neomarxistas al frente de la iglesia católica y la irrupción de Trump en Estados Unidos es de proporciones épicas.
Para dar muestra de las hasta hace poco impensables alianzas que están estableciendo, alcanza ver cómo instituciones católicas, están apoyando en Estados Unidos una marcha feminista cuyo principal promotor es la infame organización abortista Planned Parenthood.
Un papa anti-trump
La retórica anti-trump del papa ya había surgido cuando, durante la campaña electoral norteamericana y con motivo de su visita a méxico, declaró que quien levantaba muros «no es un verdadero cristiano», en una clara referencia a Trump de la que luego fué forzado a retractarse.
En recientes declaraciones sin embargo, volvió a referirse – sin nombrarlo – a Trump en términos condenatorios, reproduciendo la narrativa de los medios de izquierda estadounidenses al compararlo con Hitler.
«Hitler fué votado por su pueblo y después lo destruyó. Ese es el peligro: Buscar un salvador que nos devuelva la identidad y defendernos con muros de otros pueblos» Papa Francisco
No un profeta en su propia tierra
En Argentina, su país natal, la opinión pública es especialmente crítica respecto al pontífice, en gran medida debido a las mútiples intromisiones en favor de la izquierda kirchnerista y su tendencia a soslayar al gobierno centrista de Mauricio Macri. Lo que ha motivado que muchos de sus detractores argentinos en twitter, lo llamen «Versoglio» en referencia a su apellido de nacimiento (Bergoglio) y aludiendo al carácter engañoso que alegan reconocer en su retórica.