¿VÍCTIMAS DEL PATRIARCADO? – POR TOMÁS GEIST

Como sabemos la izquierda progresista desprecia totalmente a las Fuerzas Armadas y policiales. Y es el caso de Argentina, donde después de una mala imagen brindada en el Proceso de Reorganización Nacional (24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983), el socialismo se encargó de recordar dichos hechos con un fin político, el de disminuir el poder que tenían las fuerzas y así dejarlas cada vez más “DES-armadas”.

Como es el caso de Raúl Alfonsín, quien fue el primer presidente luego de la dictadura militar, comenzó el proceso de “Desmalvinización”  y el olvido de nuestras fuerzas.

 

“La ocupación de las islas ha sido un error…

Entiendo el escaso deseo británico de

entregar a sus ciudadanos a una dictadura…»

(La Prensa, 25/1/83)                                   

Ahora que sabemos un poco la historia de Argentina, trasladémonos al 2018. Donde el odio hacia las Fuerzas sigue vigente pero en un grupo más escaso.

Las reglas de juego son totalmente distintas, donde ahora el papel ya no lo tiene el rencor por injusticias o por algún tipo de guerra.  Hoy en día el desprecio se basa en que la derecha está asociada (para esta clase de gente) con el fascismo, el autoritarismo y la opresión. Conceptos claves para las feministas, e ideólogos del marxismo cultural.

Ellos te venden un discurso donde las fuerzas armadas y las fuerzas policiales (Hombres, opresores, patriarcales, abusivos) son el claro ejemplo de lo que no tenemos que ser y lo que es la “ULTRADERECHA”.

Aunque aquí en mi país -Argentina- el día Sábado 10 de Febrero se produjo un hecho que dejó en “jaque” otra vez al progresismo y sus contradicciones.

Ese día se dio a conocer la muerte de Emanuel Garay, un joven de 18 años que había ingresado a la escuela de cadetes de la policía de La Rioja. El ingresante fue sometido a torturas, deshidratación y golpes de todo tipo.

Pero aquí viene lo interesante, no fueron aplicados por un hombre. Si no ni más ni menos que por 4 mujeres.

 

 

 

 

 

 

 

¿Acaso no eran víctimas únicamente las mujeres? ¿Acaso no eran las fuerzas un ejemplo del mundo patriarcal en el que vivimos?

No es así, y es hora de que miremos la realidad. Basta de hacer ojos ciegos a las problemáticas, no caigamos más en la trampa del feminismo, victimiza a un sector para que no se pueda visibilizar al otro afectado.

La violencia NO tiene género. La violencia es violencia y se da en todos lados sin importar a quien.

Ese sábado 10 de febrero no murió un ladrón que apuñaló 10 veces a un turista, no. Esa tarde murió un futuro policía, un granito más a la seguridad.

A nosotros también nos están matando…  

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