La violencia doméstica se encuentra teñida de una mirada netamente feminista. Sin embargo, los varones empiezan a tener una visibilidad en las estadísticas para quienes trabajan sin fines. Esta situación no se da en los organismos públicos que deberían defender y acudir en auxilio de toda la sociedad.
Las líneas de atención a la denominada ‘Violencia de Género’ ha comenzado a tener denuncias por no atender los llamados de varones maltratados. Cada vez son más las voces masculinas que se escuchan en las líneas de ayuda, pero esta situación se encuentra con la sorpresiva falta de respuesta oficial a la problemática varonil.
La prensa empieza a poner el ojo en las víctimas masculinas de la violencia de pareja ante un femómeno cada vez más común y notorio, a pesar de un discurso hegemónico feminista que aún sigue negando la violencia que son capaces de ejercer las mujeres contra sus parejas masculinas, en un contexto social e institucional hostil para todo hombre que pueda entrar en conflicto con una persona del sexo opuesto.
A pesar de que fruto del estigma asociado, los varónes son menos proclives a denunciar la violencia de la que son víctimas, cada vez son más los varones que se hartan de la situación de indefensión en que el poder político los ha dejado y salen a denunciar públicamente las situaciones que atraviesan y la negativa injustificada de las instituciones a atender esta problemática.
