El Prof. Michael Rectenwald se había creado una cuenta anónima en Twitter desde la que emitía sus opiniones contrarias a corrección política en las universidades: «espacios seguros«, «alertas de gatillo», la censura de los disfraces de Halloween, y la infantilización de los estudiantes en general.
En uno de los primeros tuits de la cuenta, el profesor había anunicado que prefería permanecer anónimo por miedo a que «la Gestapo de la corrección política me arruine».
En las vísperas de Halloween, Rectenwald publico una foto de un afiche, en el que la administración universitaria daba recomendaciones para disfrazarse de una forma «políticamente correcta».
Sobre estas recomendaciones, el profesor acotó:
«La cosa más aterrorizante sobre este Halloween es el vigilancia izquierdista totalitaria de los disfraces.» Prof. Michael Rectenwald
Los mensajes del profesor despertaron una cacería de brujas en las redes sociales para dar con la identidad del propietario de la cuenta. Finalmente un comité de profesores neomarxistas autodenominado «Grupo de trabajo en diversidad, equidad e inclusión». publicaron una carta al editor en el periódico universitario descalificando al profesor «Debemos encontrarlo (a Rectenwald) culpable de ilógica e incivilidad».
El mismo día que se publicó la misiva, el popular profesor, que tiene una puntuación dada por sus alumnos de 4,4 en 5, fué convocado a la oficina del decano de su facultad, donde lo esperaba un representante de departamento de Recursos Humanos.
En la reunión le comentaron que estaban «preocupados por su salud mental» y le dijeron que «debería irse y pedir ayuda».
«No había ninguna razón para dudar de mi salud mental, a no ser que tener una opinión diferente lo haga demente a uno.» Prof. Michael Rectenwald
Consultado sobre el tema, un vocero de la universidad alegó que «El apartamiento del profesor no tiene absolutamente nada que ver con su cuenta de twitter o sus opiniones».
Los estudiantes sin embargo, cuentan una historia diferente, alegando que varios profesores habían discutido ya abiertamente con ellos cómo se podría llegar a despedir al profesor.
Rectenwald sin embargo, no tiene esperanza de que la situación se revierta. «Tengo miedo de que mi carrera esté terminada. Parece que la libertad de cátedra es genial, en tanto no la ejercites».
Fuente: NYP