A muchos cristianos católicos le llama poderosamente la atención la pasividad de la iglesia frente a los ataques anti-cristianos de los que está siendo constantemente víctima por parte de la extrema izquierda, que ve en la iglesia un símbolo de todo lo que odia (la moralidad, la templanza, el sacrificio, la espiritualidad).
Pero esta tibieza se puede entender mucho más claramente cuando se comienza a comprender hasta qué punto el neomarxismo está en proceso de apropiarse de la Iglesia Católica y comenzar a utilizarla para sus propios fines. De la misma forma que corrompió a las Universidades, transformándolas del sistema cognitivo de occidente, a meros campos de adoctrinamiento ideológico con un ala de formación técnica para vestirlo un poco, ahora planea corromper la columna moral de occidente, un proceso en el que la elección del actual Papa ha sido un suceso determinante.
La «deconstrucción» del pensamiento cristiano: La «Teología de la Liberación».
En la segunda mitad del siglo XX, el izquierdismo puso la mira en deformar la historia del pensamiento cristiano, en busca de reducir la inmensa riqueza de esta tradición intelectual y filosófica a un culto de la pobreza y el libertinaje que sirviera para tentar a los católicos (principalmente latinoamericanos) a la causa «revolucionaria» del comunismo.
A la producción teológica surgida de este proceso, se la conoce como «teología de la liberación». Las conclusiones prácticas de este maridaje bastardo entre comunismo y catolicismo, es una doctrina que pretende transformar al catolicismo en un generador de fervor igualitarista sometido en su accionar a los dictados de la academia neomarxista de «ciencias sociales». Figura clave en este proceso fue Leonardo Boff.
La llegada del #PapaRojo a la Santa Sede
Recordemos que Francisco, llegó a la santa sede bajo circunstancias muy peculiares. El Papa anterior, perteneciente a una facción relativamente moderada, renunció alegando problemas de salud ( a dos años de la renuncia, su salud continúa en perfectas condiciones).
Para entender lo inaudito de este hecho, basta tomar en cuenta que en los más de 1500 años de la iglesia, solamente en una ocasión un Papa dejó su cargo estando con vida, y hoy sabemos que fue por motivaciones políticas.
La renuncia de Benedicto, tomó por sorpresa tanto al sector ortodoxo como al moderado, encontrándolos la elección subsiguiente desunidos, con múltiples candidatos. El sector más afín al neomarxismo, en contraste, se encontraba perfectamente organizado para este suceso, con Bergoglio definido como su único candidato, casi como si se hubieran estado preparando de antemano a la renuncia de Benedicto (o hubieran tenido un rol en la misma).
El resultado (influido por el gobierno neomarxista estadounidense de Barack Obama, según algunos expertos) fue la elección del arzobispo de Buenos Aires, una figura que según contactos dentro de la Iglesia, «no lo conocía nadie».
Las particularidades de la llegada al poder del Papa Francisco han despertado no del todo infundadas sospechas de una especie de «golpe blando» por parte de la minoría izquierdista para hacerse «de garrón» con el sillón papal.