La justicia tribal en los países árabes lleva cada vez más a condenar a las mujeres a ser asesinadas o violadas por sus propios familiares. El ‘mainstreaming’ que se puede observar en países como Pakistán se produce ante el silencio de los mismo organismos que levantan la voz en Occidente, dentro de ellos los que reclaman igualdad de género y mayor seguridad para las mujeres.
Dentro de la barbarie que se vive en esos países se encuentran estos tribunales tribales, que con sus costumbres islámicas proponen como castigo el asesinato o la violación de las mujeres, en muchos casos por sus propios familiares. Las prácticas ‘antimujeres’ y los abusos grotescos que se realizan son perseguidos por la policía, aunque las activistas apuntan a que están disminuyendo los casos.
Las jirgas, asambleas de líderes que toman decisiones basándose en el Islam, son una preocupación para el área gubernamental, aunque no consigue cortar con esta tradición. La poca efectividad de las demandas, que suelen demorar más de una década en resolverse, junto con el alto costo de los abogados suele dejar al sistema judicial fuera del alcance de los pakistaníes.
La justicia tribal es ágil, rápida y ofrece soluciones de castigo que la sociedad musulmana ve con buenos ojos. Los organismos internacionales no han podido solucionar la actuación de las jirgas y su dureza, junto con los horrores que plantea, en materia de castigos al vincular a familiares que deben ser los verdugos. Muchas padres y hermanos han tenido que asesinar a madres y hermanas, como así también violarlas por orden de estos tribunales tribales.
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