Conversamos con un Marine Estadounidense

marines dress blues
Fuente: CFR

En VU aprovechamos la oportunidad de conversar con un Marine Estadounidense, que nos cuenta en esta nota su testimonio sobre cómo es la experiencia de formar parte de los Marines y participar del combate en Iraq.

¿Por qué te uniste a los Marines?

Principalmente por el orgullo que te da ser parte del cuerpo de infantería más zarpado del mundo, jaja. El hecho de que mi padre y mi abuelo, ambos hubieran servido en las fuerzas armadas también supongo que debe haber influido en mi decisión.

Por otro lado, quería meterme en el medio de la acción y hacer cosas, impactar directamente el resultado de la guerra en Iraq, y eso, para mi, el lugar para hacerlo era en la infantería. Porque podés tirar todas las bombas que quieras, pero no van a agarrar a todos. Para eso está la infantería.

¿Qué distingue a los Marines de otras componentes de las fuerzas armadas?

Los Marines tienen mayores requerimientos y un entrenamiento más intenso que la infantería del ejército por ejemplo, y eso hace que pertenecer a los Marines tenga todo un prestigio asociado.

¿Fuiste desplegado en combate?

Si. En Iraq en el 2008.

¿Has matado a alguien en servicio?

Si.

¿Cuántos?

Preferiría no decir.

¿Es difícil matar a una persona?

En cierta forma, matar es fácil. Es apretar el gatillo. Lo difícil es vivir después con lo que hiciste. Por mucho que algunos que nunca vieron combate quieran pensar que es fácil y hasta gracioso, la guerra no es nada de eso. Hay muchas emociones en juego.

Se criticó mucho el tratamiento que los soldados americanos hicieron de los insurgentes locales y prisioneros en Iraq. ¿Cuál es tu opinión sobre el tema?

Hace algunos años, luego de que volviera de Iraq, se filtró un video de un equipo de francotiradores de los marines orinando sobre cuerpos de insurgentes y mucha gente puso el grito en el cielo. Lo entiendo. Pero si no estuviste ahí, y viste lo que esta gente hace… estos salvajes…  No les importa un pito la vida humana.  A sus propios amigos, familiares, si los ven hablando con nosotros, les cortan la garganta. Los cuelgan boca abajo y les cortan el cuello. Son salvajes. No son personas. Son demonios. Salvo que te hayas enfrentado a esta gente, soportado que te disparen todos los días, salvo que hayas visto lo que hicieron, no podés sentarte ahí a juzgar y decir «Ah, no… no deberían haber orinado sobre los cuerpos». ¿Sabés lo que yo digo? Deberían haber cagado sobre sus putos cuerpos. Deberían haberlos arrastrado por la calle, cubiertos en mierda y prendidos fuego.

He visto hacer cosas horribles a los cuerpos, pero la peor mierda que he visto es lo que ellos han hecho a nuestros cuerpos. Si logran hacerse con el cuerpo de un soldado norteamericano, no vas a encontrar ese cuerpo entero, ni en partes. Eso te lo puedo asegurar. ¿Lo que he visto hacer a nosotros? Leve.

¿Cómo sentís que te cambió la vida entrar a los Marines?

En mi adolescencia era un pelotudo, basicamente. Entrar en los Marines, me hizo hacer un giro de 180 grados en la vida. Pasé de ser un forro al que no le importaba nada, a alguien que tiene la vida en orden. Que tiene valores, pensar más las situaciones, analizar las cosas y pensar más en la vida. Después de estar en combate sobre todo, empezás a valorar más la vida y las personas que tenés alrededor. Una casa, un auto, una computadora copada, todas estas boludeces que comprás, esas cosas no significan nada para mi comparado con la gente que tengo alrededor. Increíblemente necesité que me dispararan todos los días para darme cuenta de que las personas que están alrededor tuyo y se preocupan por vos son lo más importante.

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