Aunque no es la intención de Susan Pinker al escribirlo, leer su excelente libro The Sexual Paradox: Troubled Boys, Gifted Girls and the Real Difference Between the Sexes refuerza mi idea de que el feminismo en el siglo 21 es a la vez ilógico, innecesario y malvado.
Por qué el feminismo es ilógico
El feminismo es ilógico, porque se basa en asumir que hombres y mujeres seríamos básicamente idénticos de no ser por la «socialización de género» y el «patriarcado».
Un volúmen inconmensurable de evidencia demuestra que estos axiomas son falsos, por lo que cualquier movimiento político basado en preconceptos tan espectacularmente falsos como que los hombres y las mujeres somos (y deberíamos ser) idénticos, está condenado al fracaso.
Por qué el feminismo es innecesario
Es innecesario porque su propia raison d’être es el preconcepto errado de que las mujeres están y han estado históricamente en peores condiciones sociales que los varones. El hecho de que mujeres y hombres deseen cosas fundamentalmente distintas hace difícil comparar directamente su bienestar.
Por ejemplo, el hecho de que las mujeres ganen menos dinero que los hombres, no puede considerarse como evidencia de que el bienestar de las mujeres es inferior, por la misma razón que el hecho de que los hombres poseen menos pares de zapatos que las mujeres, no indica que el nivel de bienestar masculino es inferior al femenino.
De hecho, si tomamos en cuenta los únicos dos indicadores biológicos objetivos de bienestar – longevidad y éxito reproductivo – las mujeres siempre han estado ligeramente mejor que los hombres. Muchos más hombres que mujeres morirán sin haber podido tener hijos.
Por qué el feminismo es malvado
El feminismo es malvado, porque acaba por hacer infelices tanto a las mujeres como a los hombres. En un artículo publicado en American Economic Journal: Economic Policy, Betsey Stevenson y Justin Wolfers de la Escuela de Negocios de Wharton, en la Universidad de Pennsilvanya demuestra que durante los últimos 35 años las mujeres americanas se han vuelto cada vez más infelices. [Datos similares se han obtenido al medir la felicidad de las mujeres en otros países de occidente] a pesar de que cada vez ganan dinero más en relación a lo que ganan los hombres.
Las mujeres solían ser mucho más felices que los hombres a pesar de ganar mucho menos. Paradójicamente para muchos, el dinero no las hace felices.
La insistencia feminista en que las mujeres se comporten como hombres y ganen lo mismo en el trabajo que los hombres, es muy probable que no sea la única razón por la que las mujeres son más tristes ahora: indicadores como la mayor tasa de divorcios y el aumento de las madres solteras, es factible que también tengan un fuerte impacto en la decreciente felicidad femenina.
En cualquier caso, la culpabilidad del feminismo contemporaneo, al hacer infelices a las mujeres por estar basado en premisas falsas, es difícil de negar. La felicidad de los hombres no ha declinado en los últimos 35 años, porque no ha existido durante ese tiempo estas «nuevas masculinidades», que insisten en «la noción radical de que los hombres son mujeres». Sin embargo, como Christina Hoff-Sommers documenta, esto puede estar pasando ahora.
[Resumen del artículo publicado en inglés en Psicology Today]:
Imagen cortesía de elquintopoder.cl – Todos los derechos reservados